RAMÓN CARRILLO, estandarte de la salud pública
Por Guillermo S. Tagliotti. Especial para EL LIBERAL.
Estero el 7 de marzo de 1906, siendo el mayor de los once hermanos (siete varones y cuatro mujeres) del matrimonio conformado por el político y docente Ramón Carrillo, y por María Salomé Gómez Carrillo. Cursa sus estudios primarios en la Escuela Normal “Manuel Belgrano”, y luego pasa al Colegio Nacional donde se destaca como alumno brillante, tanto es así que a los 15 años publica la monografía titulada “Juan Felipe Ibarra, su vida y su tiempo”.
Facultad y viaje a Europa
En 1923 egresa como bachiller, con Medalla de Oro. En 1924 ingresa a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, y en 1927 por sus relevantes calificaciones es designado -por concurso- practicante del Hospital Nacional de Clínicas. Orienta sus especializaciones hacia la cirugía del sistema nervioso, neuroftalmología y clínica otoneorológica.
Al recibirse en 1929, es distinguido otra vez con la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción y obtiene una beca universitaria para perfeccionarse tres años en Europa, donde trabaja e investiga junto a destacados colegas de Holanda, Francia y Alemania. Produce también ensayos de antropología filosófica, plasmados en su “Teoría General del Hombre”.
Retorno, Investigación y Docencia
Regresa a Buenos Aires en plena Década Infame, y toma contacto con exponentes de una corriente nacionalista de auge en aquella época: Forja. Se vincula con su comprovinciano Homero Manzi, y otros hombres como Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz, representantes de las nuevas ideas nacionales. En los bares porteños donde se discutía de la vida y las dolientes realidades de aquellos años entabla amistad con los hermanos Discépolo, símbolos de la cultura tanguera.
Dedicado a la investigación y la docencia, se desempeña en la Escuela Neurobiológica Argentina Activa, en el Hospicio de las Mercedes y el Hospital de Alienadas. En 1937 padece una enfermedad aguda, la secuela de cuya alta fiebre derivaría en hipertensión y cefaleas progresivamente más severas para su robusta contextura de 1,80 m. En 1939 se hace cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central en Buenos Aires, lo cual le permite investigar con mayor profundidad la realidad sanitaria del país. Conocerá allí al coronel Juan Domingo Perón, en un encuentro decisivo para el futuro de la salud pública.
Lleva a cabo estudios estadísticos que determinan que el país sólo contaba con el 45% de las camas necesarias, además distribuidas de manera desigual, con regiones con 0,001 camas por mil habitantes. Confirma de esta manera sus recuerdos e imágenes de provincia, que mostraban el estado de postergación en que se encontraba gran parte del interior profundo argentino.
En 1942 el “Negro” Carrillo, como le decían, ganaría -de nuevo, por concurso-, la titularidad de la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires, produciendo investigaciones originales sobre las células cerebrales y su origen evolutivo, incluyendo anatomía comparada de cerebros en diversas clases de vertebrados. En ese período aporta nuevas técnicas de diagnóstico neurológico, siendo precursor de lo que hoy se conoce como tomografía computada. También investiga los síndromes que ocurren tras una conmoción o traumatismo cerebral; descubre la enfermedad papilitis aguda epidémica; describe las esclerosis cerebrales, reclasifica los tumores cerebrales y edita “Contribuciones al conocimiento sanitario”.
Medicina Social, Peronismo y Casamiento
Tras un breve período como decano de la Facultad de Medicina, en brusco viraje profesional decide dedicarse exclusivamente al desarrollo de la medicina social (sanitarismo), desde donde sentía que podía concretar sus ideas en la Secretaría de Salud Pública convocado por el presidente Juan Domingo Perón, quien luego transformaría dicho organismo en el primer Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación, con Carrillo al frente. Eva María Duarte “Evita”, coordinó su accionar con el de Carrillo contribuyendo y respaldándolo para consolidar su obra técnica.
El Tren Sanitario Justicialista
Eva Perón, que recorría el país ofreciendo servicios médicos gratuitos, expresa la simbiosis entre ambos. Un hecho central es que la política de salud se desarrolló dentro del marco de un proyecto de gobierno orientado prioritariamente a la ampliación de derechos para los sectores populares. La concepción del Estado que planteó e instrumentó el peronismo se encontraba en consonancia para influir favorablemente sobre los determinantes sociales del proceso saludenfermedad. Carrillo tenía una visión de la política sanitaria que excedía las cuestiones que hacen al sistema de atención de la salud, para ligarla a la política de gobierno planteada por Perón. Profundamente católico, no pudo menos que adherir a un Gobierno y un movimiento que consistió en la concreción política de la Doctrina Social de la Iglesia.
“El hombre de quien más aprendí en mi vida se llama Ramón Carrillo. Aprendí cosas sencillas pero reveladoras, que hacen al conocimiento de la condición humana para transitar la senda justa del hombre: la verdadera”, le diría el mismísimo Perón al periodista y escritor Américo Barrios. El 16 de julio de 1946, Perón y Evita fueron testigos del casamiento de Ramón Carrillo con Susana Pomar, matrimonio que formó una familia con cuatro hijos (los primeros dos adoptados, porque se hicieron cargo de un chico que estaba desnutrido y de otro discapacitado, mientras que al tiempo llegaron los dos biológicos).
Obra
Difícil es enumerar tan prolífica obra frente a esta cartera. Llevó a cabo acciones sin parangón hasta nuestros días. Aumentó el número de camas existentes en el país, de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954. Erradicó en sólo dos años enfermedades endémicas como el paludismo. Creó 234 hospitales y policlínicos gratuitos. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000. Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis. Redujo drásticamente el índice de mortalidad infantil. Desde su gestión se comenzaron a cumplir normas sanitarias en la sociedad argentina como la vacunación integral, y la obligatoriedad del certificado escolar para realizar trámites. Se implementaron campañas masivas a nivel nacional contra la fiebre amarilla, las enfermedades venéreas y otros flagelos. Impulsó la creación de Emesta, primera fábrica nacional de medicamentos; y el apoyo a los laboratorios nacionales para que los remedios pudieran estar disponibles para la mayoría de la población.
Exilio, Persecución y Fallecimiento
Renuncia en junio de 1954 en medio de internas dentro del peronismo y aquejado por una hipertensión arterial maligna, y el 15 de octubre de ese mismo año parte a rumbo a Nueva York, para dar una serie de conferencias en la Universidad de Harvard y visitar varios laboratorios, aunque comienza a enfrentar dificultades económicas. Recomendado por su amigo el senador Joseph McCarthy consigue un empleo en la empresa norteamericana Hanna Mineralization and Company, que tenía una explotación cerca de la tribu de los indios caboclos a 150 kilómetros de Belem Do Pará, Brasil, donde llega el 1º de noviembre de 1955. Se vincula a nivel local con el Hospital de la Universidad y la Santa Casa de la Misericordia, dando clases y exponiendo en conferencias.
En marzo de 1956 Carrillo le anuncia a su esposa que le quedan nueve meses de vida, luego de analizar un examen médico que se había realizado. Pronóstico acertado: el 28 de noviembre de 1956 sufre un accidente cerebrovascular y es internado en el Hospital de Aeronáutica, donde finalmente fallece el 20 de diciembre de 1956, con apenas 50 años.
Su figura es difamada y su obra silenciada por la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu. Su hermana Marta lo defiende ante la Junta Nacional de Recuperación Patrimonial, cuya Comisión Investigadora lo acusa de “uso indebido de vales de combustible”, confiscándole dos casas que eran el único patrimonio junto a su poblada biblioteca. Dirá su hermana: “Quien durante diez años ha manejado bienes del Estado por valor de más de cinco mil millones de pesos, está en la pobreza porque debe todo lo que aparentemente tiene. Es decir, no tiene nada”.
Efectivamente, ambas propiedades fueron compradas con créditos hipotecarios, eran inferiores al margen correspondiente a su solvencia y estaban ubicadas en las barriadas obreras de Villa Calzada y Adrogué. Pese a ello, los bienes permanecieron interdictos 10 años. En cuanto a Carrillo, sus restos fueron repatriados en el año 1972. Recién durante el breve tercer gobierno de Perón (1973-1974), fue reconocido como mentor de un Plan Sanitario cuidadosamente diseñado y ejecutado, impartiéndose desde entonces su nombre a numerosos hospitales e instituciones vinculadas a la salud pública. En 2005 el gobierno argentino, conducido por el presidente Néstor Kirchner, decretó a 2006 “Año de Homenaje a Ramón Carrillo”.
Legado
A 65 años de su fallecimiento, su legado se enaltece por los principios y fundamentos que acompañaron tamaño accionar.
“Los problemas de la Medicina como rama del Estado no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría”, afirmaba. El concepto resume los sentimientos que movilizaron a este hombre para abandonar una admirable carrera científica, reconocida a nivel internacional, y entregarse de lleno a las necesidades concretas de su gente. Fue a la salud pública lo que Sarmiento fue a la educación. Intentó planificar las políticas ordenando los recursos y convenciendo a otros actores para que participen en cuanto les corresponda.
De carácter entrador y simpático, iba al frente en todo sentido: él mismo salía a fumigar en un Jeep. Para Carrillo la salud era un bien social inseparable del bienestar general. Su talento superior fue puesto al servicio de una salud pública igualitaria e igualadora, con una gestión que ofreció logros de calidad, donde su conducta pública y privada fue fiel reflejo de ideas y valores humanistas. Ramón Carrillo, santiagueño gigante, será siempre estandarte de la salud pública.