CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA

Antlers: El contraataque de la Madre Naturaleza

Por el Prof. Heraldo Pastor. Especial para EL LIBERAL.

Este filme implica un regreso (últimamente bastante frecuente) al mito norteamericano del Wendigo, que tuvo recientemente algunas aproximaciones no muy felices, como "Unhuman nature" (2018) y "The retreat" (2020). "Antlers", enrolándose en el subgénero del ecoterror (cuyo germen hay que buscarlo en el cine-catástrofe y la ciencia ficción apocalíptica) que expone las consecuencias nefastas del quiebre del equilibrio natural, es una obra decididamente más lograda que las mencionadas. Aunque pueden hacérsele algunos reparos.

El realizador Scott Cooper es además uno de los guionistas, junto con Nick Antosca (creador de las series "Hannibal", 2015, "Channel Zero", 2016-2018, y "The act", 2019), autor del cuento de base, "The Quiet Boy".

Una de las grandes virtudes de "Antlers" es su atmósfera. En toda la película no se ve el sol, el imponente paisaje boscoso de un pueblo de Oregon que es escenario de este drama está siempre cubierto por las nubes, la bruma, garúa, cuando no por las sombras de la noche; lo cual tiene correspondencia con la oscuridad de la trama, donde no solo la naturaleza ha sido abusada sino también varios de los personajes.

El niño callado del mencionado cuento de Antosca es Lucas (notable máscara del pequeño actor Jeremy T. Thomas, con el perfecto physique du rol), cuya actitud huraña llama la atención de su maestra Julia y de compañeros que lo hacen objeto de acoso.

Se sabe que su madre murió, tiene un hermanito menor y que el padre anda metido en la producción de drogas sintéticas; pero la pesadilla es mucho mayor que un simple caso de familia en conflicto. Paralelamente, la quietud de la zona se quiebra con el hallazgo de restos humanos y la desaparición de algunas personas.

El género abordado con tono serio

Con este material narrativo, Cooper construye una pieza de terror de las que se toman el género en serio, sin atisbos de humor ni parodia.

Tiene los rasgos oscuros propios del gótico rural, con bastante gore, e incluso abreva en el gótico clásico, el de mansión tenebrosa con monstruo en el ático (que trae reminiscencias de "Hellraiser", 1987).

El realizador no cuenta su historia en forma lineal, sino que su relato tiene mucho de enigmático, intrigante, y va aportando poco a poco datos para completar el panorama. Así, posibilita así la participación del espectador, no solo por identificación con el padecimiento de los personajes sino a través de las especulaciones, completando los blancos.

La elaborada puesta en escena, la música del siempre eficaz Javier Navarrete y el impecable elenco, con varios actores populares y prestigiosos (Keri Russell, Jesse Plemons, Amy Madigan), ayuda al éxito del film. Solo podría objetársele el cambio de registro en el último acto, cuando "Antlers" pasa de la sutileza (solo hay un par de sustos, de buena factura), la atmósfera realmente perturbadora, tétrica y agobiante, a la espectacularidad.

El diseño del monstruo (el famoso wendigo) es inobjetable; se tuvo la prudencia de no exponerlo tan abiertamente. Pero hay algo de giro estilo teniente Ripley que es más de impacto visual, superficial (también inverosímil), que aterrador.

Aparte de esto, es un filme más que bienvenido para este final del 2021, tan felizmente rico para los aficionados al género del terror.


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