“Willy” Kohan, el periodista que marca el pulso de la economía y que sueña con triunfar en Hollywood
Referente del periodismo económico, trabaja en radio, televisión y diario. Con su estilo descontracturado y apelando también al humor, logra enganchar a la audiencia. Una charla íntima en la que cuenta sus inicios, sobre su familia, y la materia pendiente en el mundo del espectáculo.
Como un ritual que se repite todos los días de lunes a viernes, en su programa “Cada mañana” (Radio Mitre), Marcelo Longobardi le pregunta al periodista económico Guillermo “Willy” Kohan: “¿Cómo está la calle, Willy?”. Y éste responde con su estilo descontracturado, apelando al humor, brindando información de una manera amena, marcando el pulso diario de la economía en la calle y en los hogares.
Su impronta hizo que hoy sea un referente del periodismo económico a nivel nacional. Con casi 40 años de trayectoria, Willy Kohan se encuentra en la plenitud de su carrera: trabaja en diario, radio y televisión.
En una charla “A solas con EL LIBERAL”, el periodista abrió su corazón y contó sobre sus inicios en la profesión y cómo lo marcó el fundador de Ámbito Financiero, Julio Ramos. También de la familia y de su gran sueño pendiente -toda una revelación-: triunfar en el mundo del espectáculo.
-Estás en la plenitud de tu carrera, trabajas para radio, televisión y un medio gráfico. ¿Cómo fueron tus inicios en Ámbito Financiero y el camino desandado hasta llegar a este presente?
-“Empecé en los diarios, efectivamente. Era un joven estudiante de Ciencias Económicas, estudiaba la Licenciatura en Economía. En esa época existían los pizarrones en la Facultad en la UBA que eran las bolsas de trabajo: para los que estudiaban Contaduría Pública había tres pizarrones llenos de pedidos de empleo. Después estaban los Licenciados en Administración, ahí había una pizarra. Y había un pizarrón gigante para los que estudiábamos Licenciatura en Economía que tenía solamente dos cartelitos: y uno decía Licenciado en Economía o estudiantes avanzados con vocación periodística. Siempre me acordé de ese cartelito. Por entonces, yo trabajaba en una empresa y necesitábamos datos de la evolución del dólar y el gerente de la empresa me dice andá al diario Ámbito Financiero a buscar en el archivo, cuánto estaba el dólar. Voy, me dan la información y ahí me acuerdo del cartelito. Pregunto y me dicen que sí: ‘Es Julio Ramos (fundador de Ámbito, ya fallecido) que le gusta juntar gente de la Facultad, estudiantes, y están buscando uno para la redacción del diario’. Mi pregunta entonces fue ‘y ¿qué es la redacción?’ -‘Dónde están los periodistas’- me contestaron. “¿Y cómo se hace?” pregunté, y me dicen ‘mandá un currículum’. Fui a un kiosco que todavía está en San Martín y Perón, y ahí compré un sobre de papel madera y puse mis datos, lo tiré por debajo de la puerta y en Semana Santa del 85 me llamaron por teléfono para decirme que vieron el currículum. Tuve una entrevista con Julio Ramos en ese momento, le conté que no sabía ni escribir a máquina, tenía 22 años. Muchos años después me enteré que algo que le había dicho le cayó muy bien porque me dijo en un primer momento: ‘¿Cuánto quiere ganar?’”.
-Qué pregunta para un joven de 22 años que recién se inicia.
-“Claro; y yo le dije, ‘vengo a aprender’, porque yo venía de una familia que más o menos me podía bancar. Y recuerdo como el día de hoy, cuando abrí la puerta de ese cuarto piso y me encontré con la película ‘Todos los hombres del Presidente’ (sobre la investigación del diario Washington Post sobre el Watergate que terminó en la renuncia del presidente de EE.UU., Richard Nixon), la redacción, la gente fumando, en camisa, con la corbata, corriendo los papeles, ¡lo que era esa redacción abierta! Debo decir que no me arrepiento. No volví a la facultad, no terminé la carrera porque me dediqué al periodismo y me encontré realmente con una actividad, una vida fascinante”.
“Además, tuve la suerte que también me tocó el inicio de la transformación digital. Ámbito Financiero en los 90 fue uno de los primeros diarios que se interesó mucho en lo que era ese momento, meter el diario en la computadora, la digitalización. Julio nos animaba a los periodistas también, a tener nuestras propias iniciativas, a tener nuestros programas de radio, a veces se enojaba porque nos decía, ‘traigan la información también al diario’. Él mismo quiso que los periodistas empezáramos a ir a la televisión. Éramos un desastre al principio, no se nos entendía nada, además los periodistas del diario éramos todos feos (risas). Pero todo eso nos fue animando y tuve la suerte después de trabajar mucho en la radio, en televisión, y lo conocí a Marcelo Longobardi (con quien trabaja hace años en ‘Cada mañana’ por Radio Mitre)”.
“Volví después a los diarios y tuve una gran experiencia cuando fui director del diario El Cronista dos años. Eso fue una experiencia maravillosa. Pero nunca dejé la radio, la radio siempre me gustó, como verás, puedo hablar un rato largo”.
-¿Cómo tomó tu familia que dejaras la carrera por el periodismo?
-“Mi madre nunca me lo perdonó, igual le dio mucha satisfacción viendo mi firma en un artículo en la tapa de un diario. Pero sí, en mi hogar siempre me lo recriminaron y lamentablemente no pude terminar la carrera”.
Niñez, matemáticas y trabajo por sobre el estudio
Willy Kohan recuerda con alegría su niñez y durante la entrevista desgrana anécdotas, que muestran cómo ya desde la infancia, le gustaba más trabajar que estudiar, a pesar de que era un buen alumno, sobre todo en matemáticas.
“Yo soy un porteño nacido en la ciudad de Buenos aires, viví siempre en el centro de la ciudad. Provengo de una familia judía, mis abuelos llegaron a la Argentina (paternos y maternos), con la inmigración de Avellaneda, a fines del siglo XIX, en el año 1890. Fueron a las colonias en Entre Ríos, pero todos se aporteñaron bastante. Y la familia de mi padre, mi abuelo fue abogado, juez, radical, al principio yrigoyenista y después un poco más alvearista. Mi padre se crió en Mendoza, es mendocino, se recibió de ingeniero civil, y siempre muy vinculados (abuelo y padre) a la academia, a la universidad. Mi madre fue hija de una familia empresaria y también muy emprendedora, ninguno de los dos vive. Soy el menor de cuatros hermanos, así que he tenido la ventaja de ser el benjamín de la familia con todos los beneficios que tiene el más chico.
-¿En tu infancia, preveías que los números iban a marcar tu vida? Lo digo por tu estudio universitario y el periodismo económico que hoy ejerces.
-“Nunca tuve muchos problemas con los números, no me resultaba difícil matemáticas, fui en general un buen alumno. Y después sí me las arreglé siempre de joven, para poder ganar mi propio dinero. Por ejemplo, daba clases particulares a los alumnos de la primaria en apoyo escolar, tenía esa ventaja, daba 11 horas de clase semanales con 16 años. Ponía cartelitos en los kioscos del barrio. Eso me permitió siempre bastante independencia, siempre me gustó mucho más trabajar que estudiar. Siempre recuerdo a mis padres que me decían cuando a mí me aburría ir al colegio: ‘Ya vas a ver cuando te toque trabajar’ y yo disfruté toda la vida trabajar mucho más que estudiar, con lo cual yo no quiero ser ejemplo de nada, pero a mí siempre me gustó más el trabajo que la universidad, me gustó estar más en el mundo laboral que en el mundo académico, tenía más facilidad”.
“El periodismo económico, casi te diría que me dediqué a ello primero, porque ingresé al diario Ámbito Financiero en la sección Economía y Finanzas. Pero en realidad yo fui aprendiendo economía siendo periodista, hablando con los economistas, viendo lo que ocurría en la vida real, leyendo y formándome después por la necesidad de mi carrera. Y a esta altura del partido, a partir de la televisión y la radio, el periodismo se hace más personal. Cuando vos estás en la redacción de un diario, podés ser columnista, pero a mí me gusta estar en la redacción del diario porque ahí sos parte del diario. Es más, si hay algo que extraño es la posibilidad de hacer un recuadrito en el diario y no firmarlo. En cambio en radio y la televisión sos vos el que hablás, independientemente que estés trabajando para el canal de la Nación, para TN o C5N”.
“Cuando ingresé al diario Ámbito Financiero, ser estudiante de Ciencias Economías me permitió hacer periodismo económico, pero en el contexto político. Quizás yo no soy un periodista especializado que te va a explicar la base monetaria porque me faltan conocimientos en ese sentido. Pero he tenido la capacidad de poder simplificar el mensaje”.
-Justamente, tu estilo descontracturado logra que el público se enganche en los temas económicos.
-“Eso también se lo debo a mis inicios y a todo lo que aprendí en el diario Ámbito Financiero, donde nosotros lo que tratábamos de hacer era entretener a los lectores con la información económica. Mirá lo que hacía Julio Ramos: el texto de economía que iba en tapa, lo hacía leer a los periodistas de política, y los textos de política que iban a tapa nos los hacía leer a los de Economía y si lo entendíamos, se publicaba en tapa”.
-¿En esta etapa de tu vida, te sientes realizado a nivel personal y profesional?
-“Soy una persona muy feliz, tengo hijos, tengo nieta. Tengo una lindísima familia y tengo unos cuantos amigos. Pude organizar mi vida en forma bastante ordenada, con un trabajo flexible, casi te diría que el home office de la pandemia, en mi caso ha resuelto una parte importante de lo que tal vez es lo más tedioso para nosotros que es tener que poner el cuerpo, ir todos los días a la redacción o a la radio. Hoy la tecnología nos permite hacer un modelo más híbrido en ese sentido y como yo soy un hombre grande, mis hijos son grandes, no me ocurrió esto que les pasó a muchos colegas, de estar en la casa con los chicos, el tema de los colegios. En ese sentido, pude vivir la pandemia en una situación más acomodada. Y no me tocó sufrir una pérdida cercana”.
-¿Te queda alguna meta por conseguir, algún sueño?
-Me gustaría seguir haciendo cosas distintas en el mundo del espectáculo. Me gustaría probar suerte en Hollywood. Eso sí me encantaría.
-¿Actor frustrado?
-“Frustrado todavía no. Me gustaría dedicarme al canto. Recibí una invitación de un empresario, Gonzalo Aguilar, que trabajó en la Argentina hace muchos años y que hoy es dueño de un hotel en la Toscana, Italia. Una vez me escuchó cantar y me dijo: ‘Tenés que venir a cantar al hotel tangos, bossa nova y boleros’. Y por supuesto le dije que sí, siempre y cuando me pagara la estadía. Pero lamentablemente vino la pandemia y no lo pudimos concretar; así que podemos decir que mi carrera en el mundo del espectáculo está pendiente (risas). Quiero ir alguna vez a Santiago del Estero y quién dice, por ahí me contratan en el hotel maravilloso que tienen en Río Hondo que es el Amerian”.
-EL LIBERAL está cumpliendo 123 años, ¿qué valoración haces como periodista que se inició en un diario, acerca de la vigencia de un medio escrito?
-“Me parece realmente una epopeya desde todo punto de vista. Y me parece también que en alguna medida, es lo que explica por qué la Argentina finalmente va a seguir siendo un país con muchas raíces democráticas, donde finalmente se respete la vida, donde se respeten las leyes, la libertad, la propiedad privada y donde se pueda seguir luchando por progresar. Si finalmente una institución como EL LIBERAL, porque como tantos diarios representan instituciones, esté viva cumpliendo más de 100 años, muestra que la Argentina es mucho más que la pelea por el control de precios, las miserias que estamos viendo en la lucha del oficialismo y la oposición, pensando en el 2023 cuando tenemos un país con 50% de pobres. Por todo eso, creo que la prensa gráfica sigue viva, sigue representando todos esos valores. Nunca me preocupé del tema de si los diarios de papel van a seguir existiendo o no van a seguir existiendo. Porque creo que ese es un problema de la industria maderera, no tiene nada que ver con el periodismo. Siempre va a ser importante que haya periodistas que cuenten lo que pasa, que opinen, que cuenten historias y si esas historias van a ir escritas en un papel o van a ir en una computadora o se va a inventar en un anteojo que vas a leer en el aire. Lo importante para el periodismo es la libertad de prensa, los valores que ha defendido durante 123 años EL LIBERAL como tantos diarios en la Argentina. De todas maneras creo que todavía tiene vida el papel. Y va a seguir vigente algo importante que son los valores, la necesidad de la gente de estar informada, la necesidad de los periodistas de contar historias, de representar una voz para los que no tienen voz. Eso va a seguir vigente 123 años más, ¡larga vida al periodismo gráfico! Sea en papel, sea en un teléfono o sea en la nube, pero va a seguir siendo periodismo gráfico”.
“Más allá de situaciones particulares de antisemitismo, la Argentina es un país abierto a la inmigración”
-Como miembro de la comunidad judía, ¿qué te produce que los atentados a la Embajada de Israel y a la sede de Amia sigan impunes?
-“En ese sentido, me siento un argentino más y pleno. Y lo vivo con una enorme tristeza y una enorme preocupación, porque donde no hay instituciones, donde no hay seguridad jurídica, no hay inversiones. La seguridad jurídica es que los crímenes se esclarezcan, se persigan, sigan investigándose. Esa es mi percepción. Creo de todas maneras que más allá de situaciones particulares que efectivamente existen de antisemitismo, la Argentina es un país que ha evolucionado muy positivamente en todos estos últimos años. Creo que ahí la grieta está de alguna manera cerrada; en la Argentina puede decirse todavía, independientemente de hechos puntuales, que se vive una integración desde todo punto de vista. La Argentina sigue siendo un país abierto a la inmigración, tal vez no tan ordenado como cuando nuestros abuelos poblaron toda esa tierra. Pero todos los crímenes y atentados, contra la Amia, y la Embajada de Israel, deben investigarse y juzgarse. El pacto con Irán es un tema que debe seguir investigándose y debe apelarse el fallo que sobreseyó a los imputados sin juicio, simplemente para que se investigue la denuncia de Nisman. Eso no quiere decir que se determine hoy las culpabilidades o inocencias, pero que haya un juicio es imprescindible”.
“Se sigue alimentando la bomba de la inflación y la devaluación y eso termina en un estallido con más pobreza”
En otro tramo de la extensa entrevista “A solas con EL LIBERAL”, Guillermo Kohan abordó la realidad económica y fue muy crítico con la dirigencia política en general. Preocupado por el contexto económico del país, el periodista disparó: “Se sigue alimentando la bomba de la inflación y la devaluación y eso termina en un estallido con más pobreza”.
-A partir de tu experiencia periodística, durante la que has visto procesos económicos y políticos que terminaron en crisis, ¿te preocupa este momento del país?
“Me preocupa que repitamos la historia, y la historia es la incapacidad que hemos tenido en la Argentina para ponernos de acuerdo en un camino que por supuesto significa costos políticos, severos grados de ajustes en algunos sectores de la vida económica y de la vida política. Pensá que la Argentina fue el único país, donde la dirigencia política y el funcionariado ni siquiera se bajó 5 % los sueldos en el marco de todo lo que ha ocurrido con la pandemia y lo que vimos en países vecinos. Muestra la incapacidad de ponerse de acuerdo para que la crisis no se resuelva con un estallido que profundice la pobreza, la desigualdad, que es lo que hemos tenido en 1975 con el Rodrigazo, cuando terminó la tablita de Martínez de Hoz a fines de los 80, lo que tuvimos al final de la administración de Alfonsín, al principio de la administración de Menem, en el final de la administración de De la Rúa. Son situaciones en la cuales la dirigencia se queda de brazos cruzados. Nadie quiere reducir el gasto del gobierno, entonces se sigue alimentando la bomba de la inflación y la devaluación y después todo eso termina en el estallido que obviamente, el país va acumulando cada vez más pobreza estructural. Cuando vemos el estallido de la pobreza, de los barrios de emergencia, los conurbanos que son cada vez más pobres y más desiguales, esa es la consecuencia del daño que se hace cuando hay irresponsabilidad en el manejo económico. Y el daño se hace todos los días, la inflación y la devaluación se alimentan todos los días, cada vez que se emite dinero sin respaldo, cada vez que se toman decisiones demagógicas para sumar un puntito más en las elecciones, ese daño que se hizo y se sigue haciendo y nadie dice nada, lo hemos vivido en el pasado”.
-¿Qué es lo que estás advirtiendo?
-“En alguna medida la dirigencia política quiere colocar la responsabilidad de la crisis en el sector privado. Parecería que aquí, los que ponen nerviosos a los argentinos son los que pagan impuesto, los que crean trabajo, los que pagan sueldos, los que mantienen las empresas abiertas, los que mantienen las fuentes de trabajo. Esos son a los que aparentemente hay que perseguir y, teóricamente, los que van a salvar al pueblo son unos señores que están todos en el gobierno y que le quieren enseñar a los taxistas adónde tienen que ir a levantar pasajeros. Es un cuento para seguir viviendo de la política, aparecen una serie de economistas que le plantean al dirigente político: ‘El problema no sos vos, el problema son los que suben los precios. Nombrame ministro a mí que los voy a perseguir’. Y el político dice, ‘¡Encontré la solución, la culpa no es mía!’. Y ahí aparecen los controles de precios, los controles de cambio, el cepo.
-¿Hay un hartazgo de un sector de la sociedad con la clase política para dar lugar a nuevos dirigentes como Javier Milei, un economista controversial?
-“Diría que hay que tener cuidado cuando se habla de la política, porque la política es lo más noble que existe y no hay que confundir. Creo que lo que sí hay, es un hartazgo en la forma en que se vive y en la inflación. La gente está harta de lo que significa la inflación, que es vivir cada vez peor, significa pagar un impuesto para mantener un tamaño del Estado que no es capaz de vacunar a la gente, que no puede cortar el pasto de las rutas. De eso es lo que me parece que la gente se ha hartado y ha ocurrido en otros momentos de la vida argentina. Y lo que hoy representa en alguna medida Milei, no es tanto el tema de la antipolítica, sino que son otras ideas de cómo resolver los problemas. Las ideas que plantea Milei significan que la política tiene que administrar un ajuste muy importante del Estado, hay que bajar el gasto y eso significa tocar intereses. Además, hay un gasto que no se puede bajar que es el que representa la asistencia a prácticamente 20 millones de personas que vive de una mísera dádiva del gobierno. Hemos convertido el sistema de jubilaciones en planes sociales. Hay 10 millones de personas que hoy tiene derecho a la jubilación, a cobrar 50, 60 dólares. Se convirtió el régimen jubilatorio argentino en un plan social. Eso es lo que la gente en definitiva está rechazando. Ahora, estoy muy preocupado porque lo que se necesita es un acuerdo político para aumentar las tarifas, para reconocer la devaluación que ya se hizo, para dejar de emitir y para tomar algunas medidas que pueden afectar al sistema financiero. Ese es el trabajo sucio que nadie lo quiere hacer, todos quieren venir como Roberto Lavagna, nadie quiere ser Remes Lenicov (economista que hizo el ajuste en el gobierno de Eduardo Duhalde, tras la salida de la convertibilidad). Ahora, para que haya un Remes Lenicov, tiene que haber un peronismo, un radicalismo, un sector empresario, la Iglesia, o sea lo que armó en su momento Duhalde. Pero estaban Duhalde y Alfonsín, hoy eso mucho no se ve.