El regreso del talibán
Por Pedro José Basbus, Magistrado, Docente UCSE cátedra de Derecho Internacional Público.
La reciente toma de la capital de Afganistán y del palacio presidencial, por parte del ejército talibán, presagia cambios en la geopolítica local, regional y cambios en las relaciones internacionales que, a partir de la instalación de este nuevo gobierno, se interrogará acerca de las verdaderas intenciones de este movimiento que, según aseguraron, formarían un “gobierno inclusivo”.
El gobierno colapsó, y el presidente Ashraf Ghani huyó al extranjero.
Kabul, la última ciudad que resistió la avanzada talibán, se sumió en el caos, cuando los residentes y los ciudadanos extranjeros intentaron escapar por el aeropuerto, donde el personal abandonó sus escritorios mientras la gente corría hacia los aviones. Las hordas de personas queriendo montarse en los aviones continuaron el lunes.
Para muchos afganos fue un día aterrador que marcó el regreso del gobierno talibán casi 20 años después de su derrocamiento por una coalición dirigida por Estados Unidos que invadió el país un mes después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Esta nueva realidad moviliza a que nos formulemos ciertos interrogantes para intentar, al menos, explicar la historia del movimiento, los motivos por los cuales fueron “parcialmente eliminados”, el papel de las grandes potencias en la zona y, si se puede presagiar el futuro de esta última.
Afganistán es un país ubicado en Asia, en la región de Oriente Medio, sin salida al mar, que limita al sur y este con Pakistán, al Oeste con Irán, al norte con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán y con la República Popular de China al noreste a través de un corredor geográfico llamado De Wajan.
Este estado, declaró su independencia a principios del siglo 18 y mantuvo su gobierno bajo un régimen monárquico hasta el año 1973, fecha esta en que se establece, la República de Afganistán hasta que en 1978, la Revolución de Saur (Revolución comunista del 27 de abril de 1978, que derrocó al Presidente Daud Khan) estableció la República Democrática de Afganistán, bajo el estricto y férreo dominio de la entonces Unión de Las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
A raíz de la intervención soviética, se inicia la guerra de Afganistán (1978/1992) contra la guerrilla islámica, que recibió el apoyo de los Estados Unidos, Arabia Suaita, Pakistán y otras naciones occidentales y musulmanas, único conflicto en la que la URSS sale derrotada, al retirarse de Afganistán en el año 1989. Sin embargo y más allá de esta retirada, la guerra civil ya instalada continuó, hasta que, en el año 1996, los talibanes, vencedores (otrora respaldados por aquella coalición occidental) establecieron el Emirato Islámico de Afganistán, basado en su interpretación de La Sharia (código de derecho islámico o cuerpo de normas islámicas).
Es necesario agregar que los talibanes o estudiantes en la lengua pastún, surgieron a comienzos de la década de 1990 en el norte de Pakistán después de la retirada de Afganistán de las tropas de la URSS. Se cree que su movimiento surgió con financiación de Arabia Saudí en centros de estudios religiosos.
Rápidamente extendieron su influencia y para 1998 ya controlaban más del 90% del territorio afgano e impusieron una estricta visión del islam que les llevaron a prohibir el cine, el teatro y la televisión, y que las niñas mayores de 10 años acudieran a la escuela.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos lideró una operación militar internacional y en apenas dos meses cedieron el poder en Kabul. Dos meses después de que Estados Unidos y sus aliados internacionales y afganos lanzaran sus ataques, el régimen talibán colapsó y sus combatientes se dispersaron en Pakistán. Pero no desaparecieron, su influencia volvió a crecer y se atrincheraron. El grupo estaba obteniendo cientos de millones de dólares al año con el tráfico de drogas, la minería y los impuestos.
En el año 2004 asume, en Afganistán, un gobierno pro estadounidense, pero los ataques talibanes continuaron intensificándose en la zona.
Quizá el lector se interrogue acerca de los motivos por los cuales los talibanes tuvieron (y tienen) gran influencia en el terreno. Ello obtiene su respuesta si se observa que, desde su irrupción y, en especial, desde la década de los noventa, cobraron importancia en la zona fronteriza del norte de Pakistán y el suroeste de Afganistán, prometieron luchar contra la corrupción y mejorar la seguridad de los afganos, muchos de los cuales estaban lidiando con los efectos de una guerra civil destructiva. Rápidamente ampliaron su influencia e introdujeron o apoyaron castigos islámicos, como ejecuciones públicas de asesinos y adúlteros convictos, y amputaciones a quienes se fueran encontrados culpables de robo. Asimismo, y en una rémora del pasado, de aplicación estricta de La Sharia (y de distinción en contra del régimen depuesto) se exigió a los hombres que se dejaran crecer la barba y a las mujeres que vistieran el burka, un velo que cubre la cara y el cuerpo, se prohibió la televisión, la música y el cine, y no se dejó que las niñas de 10 años o más fueran a la escuela.
A esta altura del relato podría decir que, más allá del “esfuerzo” de los E.E.U.U., el talibán nunca perdió influencia en la zona. El año 2014 fue el más sangriento respecto de los conflictos entre las fueras internacionales (que ya no querían seguir) y el movimiento talibán. Es por ello que en ese año pusieron fin a las misiones destinadas desde el año 2001 y dejaron solo al ejército afgano en su lucha contra el talibán.
En febrero del año 2020 los E.E.U.U. llegaron a un acuerdo con El Talibán, por el cual el primero y sus aliados de la OTAN acordaron retirar todas las tropas a cambio del compromiso de los talibanes de no permitir que al-Qaeda o cualquier otro grupo extremista opere en las áreas que controlan (el resaltado me pertenece).
Como parte de las conversaciones del año pasado, el Talibán y el gobierno afgano participaron en la liberación de casi 5000 prisioneros militantes talibanes. Estados Unidos también prometió retirar las sanciones contra el Talibán y trabajar con la ONU para que retire las sanciones que mantiene separadamente contra el grupo.
Estados Unidos negoció directamente con los talibanes, sin la presencia del gobierno afgano lo que significó asestarle un golpe de legitimidad y que tuvo su final con el avance talibán sobre Kabul.
¿Hubo falta de visión en el gobierno estadounidense?
Entiendo que el motivo principal de la coalición internacional (liderada por los Estados Unidos de Norteamérica) era y es evitar que Afganistán se convierta en un segundo Vietnam con la pérdida de vidas y recursos, que a fortiori, inciden en contra de cualquier gobierno (a excepción de aquellos radicalizados).
Otro motivo no menor (y en mi opinión, el principal) fue el de evitar el resurgimiento de Al Qaeda, según se expresa en el acuerdo suscrito, intención de dudosa realización toda vez que se dijo que el movimiento talibán cobijó a los líderes de Al Qaeda en las inaccesibles montañas pakistaníes.
Mientras tanto, el conflicto costó la vida a más de 2.300 hombres y mujeres militares estadounidenses y más de 20.000 han resultado heridos, junto con una suma mayor a 450 británicos y cientos de otras nacionalidades.
Sin lugar a dudas el pueblo afgano ha sufrido la mayor parte de las bajas, y algunas investigaciones sugieren que han muerto más de 60.000 miembros de las fuerzas de seguridad. Ese informa que unos 111.000 civiles han muerto o han resultado heridos desde que la ONU comenzó a registrar sistemáticamente las bajas civiles en 2009.
Afganistán es un mosaico de etnias. Los hay pastunes en el sur y este, hazaras, tayikos y uzbekos en el norte, sin olvidar los pueblos kirguises, baluchíes, turcomanos, aimaks o nuristaníes. Dentro de este mosaico, los pastunes representan la mayoría, con cerca de un 40% de la población total, y los talibanes suelen pertenecer a este grupo étnico de origen irani. Quienes no comulgan con la ideología talibán o trabajaron estos años de conflicto para las tropas extranjeras, temen ser perseguidos sin piedad e incluso degollados por los nuevos líderes.
Los E.E.U.U. y toda la coalición occidental no supieron, no pudieron o no quisieron superar el conflicto y favorecer el desarrollo de este país sumido en la pobreza. Tampoco pudo hacerlo el gobierno afgano que nació allende en el año 2004.
Se abre ahora un interrogante acerca de la posición que en dicho país ocuparán, nuevamente, las grandes potencias (E.E.U.U., China, Rusia y la UE) y países que miraron de manera favorable al resurgimiento de este movimiento (vgr. Irán) y en una zona atravesada por el gas que abastece a Europa.
Lo cierto es que, mientras tanto, el conflicto humanitario no cesa, los desplazados seguirán en aumento y las condiciones socio económicas irán desmejorándose.
La comunidad internacional no debe permanecer en silencio frente a esta crisis que promete seguir creciendo.