Los lugares donde transcurrió todo ya no existen o cambiaron
“El mayor recuerdo que se tiene es el Cabildo, porque incluso el espacio de la Plaza de Mayo no tiene nada que ver con aquélla época”, expresó el historiador Gabriel di Meglio.
Los lugares por donde transcurrió la Revolución de Mayo prácticamente ya no existen porque algunos fueron transformados y otros directamente demolidos, y si bien el Cabildo es el edificio emblemático de aquellos días de 1810, otros espacios de sus alrededores y de la periferia de la ciudad de Buenos Aires de entonces son las huellas borrosas de ese nuevo camino que se abría en la región.
“Una de las características principales de Buenos Aires es que fue construida y reconstruida varias veces y casi no queda nada de aquella ciudad a nivel físico, salvo el trazado de las calles, las plazas y las iglesias, que tampoco se parecen a aquella época”, aseguró en diálogo con Télam Gabriel di Meglio, historiador, investigador del Conicet y director del Museo Nacional del Cabildo.
Di Meglio señaló que “el mayor recuerdo que se tiene es el Cabildo, porque incluso el espacio de la Plaza de Mayo no tiene nada que ver con aquélla época”.
La Recova, la calle Defensa, el Colegio San Carlos, la Catedral, la Plaza de Mayo, la casa de Nicolás Rodríguez Peña, los cuarteles de los Patricios, las pulperías de los alrededores, son esos lugares por donde anduvieron los criollos porteños en el marco de un clima social y político que hablaba de cambio, donde los hombres y mujeres que protagonizaron aquellas jornadas iban y venían, debatían, se enfrentaban, decidían enfervorizados, expectantes, pugnando por sus intereses y contra España.
La Plaza de la Victoria (que era la Plaza Mayor antes de las Invasiones Inglesas y posteriormente la Plaza de Mayo) fue un espacio fundamental en ese momento, pero no tenía la dimensión ni la forma actual; eran dos plazas divididas por el edificio comercial de la Recova, y del lado del Cabildo y la Catedral estaba “la plaza política, que a partir de agosto de 1806 empezó a tener una característica que es fundamental hoy en Buenos Aires”, precisó di Meglio.
“Allí la gente podía reunirse para protestar o exigir alguna cuestión política, eso luego de la primera invasión inglesa, y después se adopta la práctica de ir a la plaza”, explicó.
En tanto, la otra plaza estaba en el lugar donde hoy se encuentra la Casa Rosada, que era el fuerte de Buenos Aires, la sede del gobierno virreinal.
Di Meglio describió algunos de los lugares más conocidos donde se reunían los protagonistas de la revolución, que hoy no existen, como la casa de uno de los promotores de este proceso, el comerciante y militar Rodríguez Peña, que estaba ubicada en la actual plaza que lleva su nombre en Callao, entre Paraguay y Marcelo T. de Alvear, que por entonces estaba en las afueras de la ciudad.
“Rodríguez Peña tenía una jabonería que administraba Hipólito Vieytes, que no existe más, ubicada en la zona actual de la intersección de Venezuela y la Avenida 9 de julio”, dijo el historiador, quien enfatizó que “en esos dos lugares se reunían los que iban a tomar el poder”.
Otro espacio fundamental es lo que hoy se llama la Manzana de las Luces, “allí estaban los cuarteles desde 1806, que no era el ejército si no vecinos armados, y estaba el cuartel de Patricios que fueron muy importantes para que triunfe la revolución”, precisó el director del Museo Nacional del Cabildo. “Ese espacio tampoco existe más”, acotó.
No obstante, remarcó que “hay un edificio jesuita que es anterior, el Colegio San Carlos, donde uno puede imaginarse como era la época”, y mencionó otro lugar importante “pero sobre todo a partir de 1810, que era el Café de Marcos, en Alsina Y Bolivar, donde se reunía el grupo de Mariano Moreno”.
“También están las pulperías, que había prácticamente una por esquina donde se juntaba la gente común, los pobres, que van a tener un papel importante sobre todo después del 25”, añadió.
Por su parte, el historiador e investigador de la dirección de Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Rovira, además de referirse a espacios que describió di Meglio, mencionó la importancia de la Catedral donde “se hizo el primer Tedeum en el que participan los cabildantes y los religiosos, era una acción de gracia que se celebraba por el rey que estaba cautivo y por otro lado, por la formación de la Junta, y así es como esa celebración del Tedeum quedó como tradición hasta nuestros días”.
Rovira se refirió a la Recova, donde se ejercía el comercio con locales para la venta de distintos productos, ubicado frente al Cabildo, en la mitad de la Plaza de Mayo, Defensa y Reconquista, “un lugar con arcadas simétricas, que se había hecho en 1804 para despejar la Plaza de la Victoria”, del que no quedó nada.
Esa plaza no tenía árboles, ni jardín, ni canteros, porque era un lugar donde llegaban las carretas que traían los productos del puerto, señaló Rovira, quien recordó que en esos momentos la ciudad de Buenos Aires tenía alrededor de 40.000 habitantes, y la zona más poblada era la parte sur, donde la actual calle Defensa, que testimonia los días de Mayo, era la arteria principal que llegaba desde el puerto a la Plaza de la Victoria. l