COVID-19

Expertos aseguran que una sola dosis de la vacuna no da la inmunidad que se necesita

“Los datos de los que disponemos hasta el momento no apoyan ni justifican un cambio de criterio sobre el aprobado por las agencias regulatorias”, sostiene el especialista santiagueño, doctor Pedro Yachelini.

Con evidencia científica sobre la respuesta inmune que se genera después de la primera dosis y datos sobre la eficacia de protección contra formas graves de enfermedad por coronavirus en la “vida real” de estos últimos meses, los gobiernos de todo el mundo enfrentan la decisión de cómo realizar la inoculación en un escenario donde lo más claro es que no hay suficientes vacunas para la demanda requerida.

La médica infectóloga Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (Save), sostiene que “la eficacia protectora de una primera dosis oscila como mínimo entre el 60 y el 70 por ciento según el tipo de vacuna, pero esto es variable. Hay que tener en cuenta que los anticuerpos comienzan a generarse a los 15 días después de recibir esa dosis”.

Mientras que el profesional santiagueño, doctor Pedro Yachelini, director del Instituto de Biomedicina de la Universidad Católica de Santiago del Estero (Ucse), asegura que “los datos de los que disponemos hasta el momento no apoyan ni justifican un cambio de criterio sobre el aprobado por las agencias regulatorias. Debemos recordar, una vez más, que la gravedad de la presentación clínica correlaciona con la edad, y no existen hasta el momento datos desagregados por esta variante que sean suficientemente sólidos”.

Estrategia

La doctora Cahn sostuvo que “la eficacia aumenta y se acerca al 90 por ciento, también dependiendo de la vacuna, cuando se recibe la segunda dosis”.

No obstante, advirtió que la idea de diferir la segunda dosis en un contexto en el que hay más demanda que vacunas “podría ser una estrategia para tener a mayor población con protección en menor tiempo”.

“Si bien hasta el momento esta estrategia no está definida en Argentina, es algo que se está realizando en muchas partes del mundo”, indicó.

Otra estrategia que reúne cada vez más evidencia a favor, es implementar una sola dosis a personas que tuvieron previamente Covid-19.

La Alta Autoridad de Salud francesa (HAS) emitió en febrero una recomendación en esa línea tras analizar estudios realizados sobre la respuesta inmunitaria de las personas curadas de la enfermedad frente a las vacunas.

En Israel, un estudio con personal sanitario arrojó que aquellos que habían tenido previamente Covid-19, independientemente de la gravedad con la que transitaron la enfermedad, tras recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer desarrollaron anticuerpos al nivel de aquellos que habían recibido las dos dosis.

En Argentina, el grupo de investigación liderado por Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL), realizó un importante aporte estudiando la respuesta inmunitaria generada con la vacuna Sputnik V, desarrollada por el Centro de Investigación Gamaleya de Rusia.

El trabajo reveló que el promedio de cantidad de anticuerpos en personas previamente infectadas que recibieron una sola dosis de la vacuna fue ocho veces superior a la de aquellos voluntarios sin infección previa que recibieron el esquema de vacunación de dos dosis.

Al difundir el estudio, el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt) señaló que “el hallazgo avalaría revisar el esquema de vacunación para aquellas personas con antecedentes confirmados de infección por el coronavirus SARS-CoV-2, lo que permitiría optimizar recursos sin comprometer la eficacia de la inmunización”.


Escasez y debate


Escasez y debate

Más allá de la estrategia de diferir la segunda dosis o aplicar sólo una a quienes ya tuvieron la infección, existe también un debate acerca de si en el contexto de escasez mundial de vacunas no se puede pensar en aplicar directamente una sola dosis.

En este sentido, Humberto Debat, virólogo e investigador del Inta en Córdoba, indicó que “una crítica genuina en esta discusión de una dosis versus régimen completo es la posibilidad de que la respuesta derivada de una dosis sea menos robusta y por ende se observe inmunidad menguante en menor tiempo que correlacione con menor protección a mediano plazo”.

“De esto tenemos aún menos datos, por ende el compromiso sería un balance en el cual se retrase la segunda dosis (que es muy distinto a directamente no aplicarla) con el objetivo de duplicar el número de personas con énfasis en los grupos más vulnerables, pero eventualmente continuar con el régimen en cuanto la llegada de más dosis lo permita”, concluyó.

Dudas sobre si la estrategia tiene un sustento desde lo inmunológico

“Desde hace algún tiempo se ha sugerido la posibilidad de modificar la pauta de inmunización de las vacunas frente a la Covid-19, de manera que el intervalo de 3-4 semanas entre la primera y la segunda dosis se extienda notablemente, quizá hasta las 12 semanas o más, y priorizar así vacunar con la primera dosis al mayor número de personas posible. Es indudable que administrar la primera dosis a más personas, en vez de utilizar los viales disponibles para completar la pauta a las personas que ya recibieron la primera dosis, aceleraría el número de personas inmunizadas, al menos parcialmente, en un entorno de escasez de vacunas. La pregunta es: ¿tiene esto sentido desde el punto de vista inmunológico?”, cuestionó el doctor Pedro Yachelini.

Y explicó que “cuando las células del sistema inmunitario reconocen al virus por primera vez, la respuesta es lenta e ineficiente. Es lo que se llama respuesta primaria. La situación cambia por completo si entramos en contacto con el mismo virus una segunda vez. En ese caso, esta respuesta secundaria es mucho más rápida, mucho más potente y, en definitiva, mucho más eficaz, con lo que las posibilidades de sobrevivir a patógenos muy virulentos es muy alta”.

“Esto se debe a las células memoria del sistema inmunológico que guardan la información sobre cómo responder de manera rápida y potente. Cuando vacunamos, el objetivo final es precisamente producir estas células memoria, que serán nuestra salvaguarda en caso de infección”, amplió.

Sin datos de sustento

Dijo que “los datos de los que disponemos hasta el momento no apoyan ni justifican un cambio de criterio sobre el aprobado por las agencias regulatorias. Debemos recordar, una vez más, que la gravedad de la presentación clínica correlaciona con la edad, y no existen hasta el momento datos desagregados por esta variante que sean suficientemente sólidos”.

“Debido a la mayor debilidad de la respuesta inmunitaria de los mayores, ya claramente evidenciada en los ensayos clínicos, es posible que este colectivo no alcanzase un nivel de protección inmunitaria suficiente si la vacunación se restringe a una dosis o si se difiere en exceso la administración de la segunda. Lo que es peor, este control incompleto de la infección podría favorecer el desarrollo de nuevas variantes del virus”, concluyó.




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