MANUEL TABOADA: EL JEFE POLÍTICO DE LA DINASTÍA: segunda parte
Por Eduardo Lazzari
HISTORIADOR
La historia política de Santiago del Estero, desde los tiempos de la Independencia, está marcada por largos predominios personales y dinásticos. A pesar de eso, la sociedad se la ha ingeniado para marcar su destino trazando el camino de los acontecimientos y moderando el protagonismo de sus personajes. Los fuertes liderazgos han condicionado los procesos sociales, económicos y culturales que marcan la identidad provincial. La astucia de Ibarra y Taboada, puesta al servicio de la sintonía con el poder nacional no significó, sin embargo, el logro de progresos que otras regiones obtuvieron en tiempos paralelos a éstos a los que estamos dedicados.
La alianza de Antonino y Manuel Taboada fue portentosa y sobre todo original, ya que no se conocen disputas entre ellos. Su liderazgo en todo el norte argentino no se ha repetido en la historia moderna del país. Sin embargo, ese poder no se expresó en la construcción de un Estado eficaz y en una economía sólida, que hiciera mejor el futuro. Quedan para la discusión los motivos y las razones que impidieron ese desarrollo, que el país protagonizó y que Santiago se demoró en concretar.
El conocimiento más acabado de las características contradictorias de Manuel Taboada puede servir para explicar largas sombras y reconocer logros en el pasado de la historia santiagueña. Este es el intento de esta segunda parte de la biografía del gran político de la dinastía.
La primera gobernación constitucional de Manuel Taboada: su segundo gobierno (1862-1864)
El lustro que separa 1857 de 1862 está marcado por la prudencia con que Santiago del Estero auscultó la realidad nacional, en el tiempo difícil de la separación entre el Estado de Buenos Aires y la Confederación Argentina, donde los Taboada buscaron un equilibrio entre su simpatía por las ideas liberales de la capital porteña y la presidencia federal de Justo José de Urquiza, en Paraná. La victoria de Bartolomé Mitre sobre Urquiza en la batalla de Pavón, el 17 de setiembre de 1861, facilita el alineamiento de Manuel con el porteño, poniéndose a la cabeza del Partido Liberal en el norte, y como tal es electo gobernador constitucional el 25 de abril de 1862. Debido a su ausencia por encontrarse de campaña en la frontera del Salado junto a Antonino, asume provisionalmente el presidente de la Legislatura, Pablo Lascano Vieyra.
El 8 de junio de 1862 se realiza el juramento de Manuel Taboada, quien iba a contar con el apoyo del gobierno nacional, lo que le permite consolidar su liderazgo provincial y regional. El cambio político en el país se reafirma en las elecciones presidenciales del 4 de setiembre, donde Mitre recibe la totalidad de los votos del colegio electoral (133). Para la vicepresidencia es elegido Marcos Paz, seguido de lejos por el santiagueño, cuya ambición nacional no prospera, ya que sólo obtiene los votos de su provincia y los autonomistas porteños (16).
La organización institucional avanza ya que el 17 de noviembre de 1863 es nombrado por el presidente Mitre el primer juez federal, Próspero García, aprobado por el Senado nacional. En 1865 es propuesto para completar la Corte Suprema nacional el santiagueño José Benjamín Gorostiaga. El proyecto público más significativo es la canalización de los ríos Dulce y Salado. El 25 de diciembre de 1863 es inaugurada la obra impulsada por el catalán Estevan Rams y Rubert sobre el antiguo cauce del Salado en Bracho Viejo, en las cercanías de Matará. Rams había explorado todo el curso del río en un pequeño vapor en 1856. Vale remarcar que no se tuvieron en cuenta las particularidades de este río y la acción de la naturaleza iba a arruinar la concreción del proyecto.
El pensamiento de Taboada respecto de la representación popular es clara en su discurso a la Legislatura del 1° de octubre de 1862: “Nuestras instituciones, en extremo liberales, necesitan de un terreno bien preparado para arraigarse (...) y ese terreno es el pueblo: debe hallarse en actitud de ser regido por ellas, de respetarlas; y sólo las respetará cuando, (esté el pueblo) libre de vicios...”. La proclama de los principios liberales queda condicionada por la necesidad de la virtud cívica, que el mandatario niega a los santiagueños de su tiempo. El levantamiento federal del catamarqueño Juan Felipe Varela obliga a Manuel Taboada a marchar contra los sublevados en 1863, al mismo tiempo que su hermano Antonino se dirige a Córdoba a reponer al gobernador Justiniano Posse.
El precepto constitucional de sumar a los diputados suplentes a la Legislatura para convertirla en Asamblea Constituyente permitió a Taboada convocarla en 1864. La reforma de la Carta Magna amplió el período gubernamental a tres años, creó un tribunal especial para los juicios políticos, asignó a los diputados el arreglo de la deuda provincial, en gran parte en manos de los propios Taboada, y propuso un régimen municipal que nunca se puso en vigencia. El cambio de los requisitos para ser primer mandatario restringió el cargo a la nueva burguesía provincial surgida desde 1853: la edad se bajó a 25 años y el ciudadano que aspirara al cargo debía tener capital propio no inferior a $ 5.000.-, una fortuna para su tiempo.
Esta reforma intentó consolidar las instituciones provinciales a través de la creación del Tribunal Superior. Manuel Taboada termina su período el 8 de junio de 1864, entregando los atributos del mando a su primo Absalón, el hijo natural del caudillo federal Juan Felipe Ibarra. Vale recordar que Manuel, Antonino y Absalón fueron criados juntos por la madre de los primeros, Agueda Ibarra.
La tercera gobernación (1867-1870)
Al cumplirse el mandato de Absalón Ibarra, el 8 de junio de 1867 la Sala de Representantes elige a Antonino como gobernador, pero en ausencia asume su presidente Arsenio Leiva, quien el 1° de octubre deja el lugar a Gaspar Taboada, el hermano comerciante, que será el encargado de aceptar la renuncia de Antonino y eso habilita la elección de Manuel para su tercer gobierno, asumiendo el 1° de diciembre de ese año. Esta secuencia muestra como el poder en Santiago se convierte en un asunto de familia.
Este último gobierno de Taboada quedará marcado por la epidemia de cólera, consecuencia de la llegada de los soldados enfermos desde los campos de batalla en la guerra contra el Paraguay. No existían en la provincia hospitales y eso obligó a habilitar el antiguo convento de Santo Domingo como lazareto. Se crearon la Comisión de Salubridad Pública y el Concejo de Higiene Municipal, que tuvieron efímera existencia.
A pesar de la crisis sanitaria, Taboada ordena varias obras públicas. Contrata a los suizos Agustín y Nicolás Cánepa para la realización de la iglesia matriz de Nuestra Señora del Carmen, actual templo catedralicio, cuya piedra fundamental se instala el 26 de agosto de 1868 y será inaugurada nueve años después. También les encarga la construcción de la Casa de Gobierno, hoy “Centro Cultural del Bicentenario”, donde instala su despacho. Se habilita el canal de Loreto entre el río Dulce y el Manso, y se conceden varias concesiones de servicios públicos, como el telégrafo hasta Catamarca y la instalación de un molino a vapor.
El triunfo de Domingo F. Sarmiento en las elecciones presidenciales de 1868 marca el ocaso de los Taboada. El coqueteo de Antonino con la candidatura a vicepresidente junto a Rufino de Elizalde como candidatos oficialistas, no será olvidado por el sanjuanino, quien hará oídos sordos al pedido del gobernador para fundar una escuela normal. Sin embargo, el presidente establece el 5 de marzo de 1869 el Colegio Nacional, hoy “Absalón Rojas”, creado simultáneamente con los de Corrientes, Jujuy, La Rioja y San Luis. El decreto incluye el nombramiento del rector Juan Milburg y su segundo Federico Malbrán.
A pesar de estos progresos en los aspectos materiales y educativos, la fuerte y violenta persecución a los opositores es contraria al espíritu de época. Es consecuencia directa del manejo político de los Taboada, que proclamaron organizar un estado liberal, que no fue acompañado por el ejercicio republicano del poder, y consolidó el sistema caudillista en el interior provincial. Así se esterilizó el explicitado propósito de modernizar la sociedad de Santiago del Estero.
El 8 de junio de 1870 entrega el mando a su ministro de gobierno y pariente, Alejandro Segundo Montes Neirot, quien abjura de su lealtad con los Taboada, y eso provoca su caída en una revuelta provocada a causa de su viaje a Córdoba para asistir a la Exposición Industrial de 1871, donde se entrevistó con el presidente Sarmiento.
Muerte y homenajes
Manuel Baldomero Taboada muere repentinamente en la ciudad de Santiago del Estero el 7 de septiembre de 1871, a los 54 años, y sus funerales fueron acompañados por una multitud. Fueron sepultados por voluntad popular en el convento de Belén, quizá previendo una profanación que se produjo años después, cuando el ocaso de la dinastía Taboada fue definitivo. Hoy reposan en la Catedral de Santiago del Estero, en el mismo templo que su hermano Antonino.
El paso de los años permitió que calles y plazas lleven su nombre en la provincia. Quizá la mayor deuda de aquellos tiempos gobernados por los Taboada haya sido la ausencia de un proceso de desarrollo económico de la mano de los vientos que soplaban en el país, que fueron aprovechados por otras provincias, y que tardó quizá demasiado tiempo en llegar a las tierras que por un cuarto de siglo fueron dominadas por la dinastía. El sesquicentenario del paso a la inmortalidad de Manuel Taboada, que se producirá el año que viene, será un buen momento para el debate desapasionado de un personaje que marcó la historia provincial.