PSICOLOGÍA

Dependencia emocional, como daña nuestras relaciones amorosas

Por el Lic. Mariano Vega Botter Neuropsicólogo

Buenos días mis estimados lectores, hoy voy hablar sobre las emociones naturalmente humanas, que con esta situación pandémica (covid-19) las hemos dejado como una conducta secundaria hacia el otro porque obligatoriamente nos privaron de lo más maravilloso que tenemos para ofrecer al otro, de las expresiones de afecto y lógicamente de las expresiones emocionales que tanto contribuyen en nuestra psiquis para el bienestar de nuestra calidad de vida y para nuestra vida emocional tan importante para el alma y la mente del ser humano. Es un estado que nos diferencia de la especie animal y demás especies, los seres humanos somos capaces de demostrar nuestras emociones espontáneamente y sinceramente para con el otro y para con nuestros seres queridos.

Hoy esas emociones están reprimidas, obturadas y por tal motivo nos llena de angustias y ansiedades de que la expresión de nuestras emociones no puedan darse libremente y poder abrir el alma para decir un te quiero, un te extraño, un te amo seguido de un abrazo, un beso, o simplemente una mirada…

Uno de los problemas más frecuentes que aparecen en las relaciones amorosas es precisamente cuando este estado se transforma en DEPENDENCIA EMOCIONAL y tiene que ver con el hecho de que, al estar involucrados en una, muchas veces perdemos la capacidad de ver los problemas que surgen en esta, el modo en el que nos perjudican.

Esto se ve claramente en casos en los que alguien somete a su pareja a través de acciones que pueden ser calificadas de maltrato (incluso si no hay violencia física), pero en otras ocasiones la influencia negativa que la relación tiene en alguien es más sutil y difícil de detectar. En la práctica, en muchos de estos casos aparece lo que se conoce como dependencia emocional; hay una persona que no se plantea vivir al margen de ese vínculo afectivo, y que por ello trata desesperadamente de que esa relación no termine, incluso si eso hace que el problema se agrave.


Qué son las emociones


Son muchos los teóricos que han intentado explicar qué son las emociones. En la actualidad, se acepta que las emociones se originan en el sistema límbico y que estos estados complejos tienen estos tres componentes:

Fisiológicos: Es la primera reacción frente a un estímulo y son involuntarios; la respiración aumenta, cambios a nivel hormonal, etc.

Cognitivos: La información es procesada a nivel consciente e inconsciente. Influye en nuestra experiencia subjetiva.

Conductuales: Provoca un cambio en el comportamiento; los gestos de la cara, el movimiento del cuerpo...


Clasificación de las emociones (tipos)


Existen distintos tipos de emociones, a continuación podemos encontrar una lista con una breve explicación de cada una de ellas. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no se trata de una clasificación definitiva, ya que ninguna plasmará al 100% cómo se agrupan y se relacionan entre sí las emociones; simplemente, es una clasificación útil.

v Emociones primarias o básicas

Las emociones primarias también se conocen como emociones básicas, y son las emociones que experimentamos en respuesta a un estímulo. Para Paul Ekman, las emociones básicas son 6: tristeza, felicidad, sorpresa, asco, miedo e ira. Todas ellas constituyen procesos de adaptación y, en teoría, existen en todos los seres humanos, independientemente de la cultura en la que se hayan desarrollado.

v Emociones secundarias

Las emociones secundarias son un grupo de emociones que siguen a las anteriores. Por ejemplo, cuando experimentamos la emoción básica de miedo después podemos sentir las emociones secundarias de amenaza o enfado, dependiendo, claro está, de la situación que estemos viviendo. Las emociones secundarias son causadas por normas sociales y por normas morales.

v Emociones positivas

Dependiendo del grado en que las emociones afectan al comportamiento del sujeto, éstas pueden ser o bien positiva o bien negativas. Las emociones positivas también se conocen como emociones saludables, porque afectan positivamente al bienestar del individuo que las siente. Favorecen la manera de pensar, de razonar y de actuar de las personas. Por ejemplo, la alegría, la satisfacción, la gratitud no provocan una actitud positiva frente a la vida y nos hacen sentir experiencias que nos ayudan a sentirnos bien.

v Emociones negativas

Las emociones negativas son opuestas a las emociones positivas, porque afectan negativamente al bienestar de las personas. También se conocen como emociones tóxicas, y suelen provocar el deseo de evitarlas o evadirlas. El miedo o la tristeza son algunos ejemplos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de emociones, en pequeñas cantidades y relativa baja intensidad, no son perjudiciales. De hecho, forman parte del proceso de aprendizaje, ya que gracias a ellas nuestra memoria emocional nos ayuda a recordar las consecuencias que tienen ciertas conductas (o exponernos a ciertos contextos).

v Emociones ambiguas

Las emociones ambiguas se conocen también como emociones neutras, puesto que no provocan ni emociones negativas ni positivas, ni saludables ni no saludables. Por ejemplo, la sorpresa no nos hace sentir ni bien ni mal. La existencia de estas emociones deja claro que somos animales complejos, y que nuestras experiencias presentan muchos matices.

v Emociones estáticas

Son aquellas que se producen gracias a distintas manifestaciones artísticas, como por ejemplo; la música o la pintura. Así, al escuchar una canción podemos sentirnos muy felices o muy tristes, pero esa sensación sería cualitativamente diferente a la felicidad o la tristeza que se experimenta ante cualquier otra experiencia, ya que se vive en un contexto artístico, mediado por símbolos y atribuciones sobre las intenciones del autor.

v Emociones sociales

Las emociones sociales no se refieren a las emociones culturalmente aprendidas, sino que es necesario que haya otra persona presente o de lo contrario no pueden aflorar. Por ejemplo, la venganza, la gratitud, el orgullo o la admiración, son emociones que sentimos respecto a otros individuos.

v Emociones instrumentales

Las emociones instrumentales son aquellas que tienen como fin u objetivo la manipulación o el propósito de lograr algo. Son complicadas de reconocer porque puede parecer que sean naturales. Sin embargo, son emociones forzadas y esconden una intención. En ocasiones, son fruto de la auto-sugestión; someterse a ciertos contextos voluntariamente para hacer que una parte de esa emoción tiña nuestra forma de comportarnos.

¿Cómo saber si has desarrollado dependencia emocional en una relación?

Todas las personas nos comportamos, al menos en parte, atendiendo a nuestras creencias acerca de quiénes somos, cómo es nuestra vida y qué somos capaces de hacer. Este conjunto de creencias forman parte de lo que en neuropsicología se conoce como “autoconcepto”, que como su nombre indica, es el concepto que tenemos de nosotros mismos, y que está ligado a nuestra autoestima. Ahora bien, aunque todo lo que integra nuestro autoconcepto sea autorreferencial (porque todo apunta hacia ideas que tenemos de nosotros mismos), esta no surge en nuestra mente de manera independiente de lo que ocurre a nuestro alrededor. De hecho, la mayoría de aspectos de nuestra identidad como individuos se forma a través de la manera en la que nos relacionamos con los demás. Esto no es en sí algo malo, porque un autoconcepto desligado de nuestra vida social sería totalmente irrelevante y carecería de sentido, ya que no nos permitiría tener casi ningún punto de referencia para saber quiénes somos y qué nos caracteriza. Sin embargo, este intercambio en dos direcciones entre nuestro autoconcepto y la sociedad que nos rodea nos expone a situaciones en las que, si no vamos con cuidado, podemos caer en la dependencia emocional, entre otros problemas. Esto ocurre cuando todo aquello que creemos saber acerca de nosotros mismos y de nuestros planes de futuro queda ligado totalmente a una persona. Aquí veremos algunas señales de alerta que te permitirán saber si has desarrollado una clara dependencia emocional, aunque hay que tener en cuenta que no hace falta que se cumplan todas estas condiciones para experimentar este problema. Además, en este caso nos centraremos en las relaciones entre adultos.

n Buscas la aprobación de esa persona para poder ejercer tus derechos fundamentales

Esta es una de las señales más claras de que hay una fuerte dependencia emocional. Se plasma en la necesidad en obtener el “permiso” de otra persona antes de poder ejercer derechos básicos, como hablar con otra persona, comer, comprar algo con nuestro propio dinero, etc.

n Realizas conductas “compensatorias” constantemente y sin necesidad

En quienes desarrollan dependencia emocional es normal realizar acciones para “premiar” a la otra persona por seguir en esa relación, incluso aunque no haya ningún motivo para hacer esos ofrecimientos ni tenga sentido intentar redimirse por algo en concreto. No se trata tanto de hacer obsequios ya sean tangibles o intangibles simplemente para alegrar a esa persona, sino que más bien, se intenta mitigar el miedo que produce la idea de que la relación deje de compensarle a la otra persona y se vaya de nuestro lado.

n Intentas ocultar los aspectos negativos de la relación

Para que la relación no se vea desestabilizada por la presión de los demás, quienes desarrollan dependencia emocional, con frecuencia, tratan de ocultar las consecuencias negativas de intentar mantenerse siempre con esa persona, a veces llegando al extremo de mentir. Por ejemplo, si hemos ido a comprarnos un tipo de ropa que no nos gusta especialmente para encajar con los gustos de la otra persona y alguien nos pregunta por ese repentino cambio de “look”, nos inventaremos una historia acerca de cómo hemos cambiado de gustos.

n Intentas prevenir los celos

Otra de las características de la dependencia emocional, en este caso en el mundo de las relaciones de pareja, es que se intenta no darle motivos para tener celos a la otra persona. Esto implica no relacionarse de un modo normal con gente que puede ser percibida como una amenaza para la estabilidad de la relación. No es lo mismo que no ser infiel, dado que en este caso se llega al extremo de no realizar acciones que serían normales incluso no sintiendo interés sexual por la persona con la que rechazamos relacionarnos; hablar, preguntar una duda, etc.

n Asumes que las decisiones importantes las toma siempre la otra persona

Otro aspecto característico de la dependencia emocional es que, como tienes asumido que es el otro quien tiene el poder, das por sentado que siempre toma las decisiones importantes. Es decir, que el criterio para saber quién decide qué decisión tomar no se basa en criterios racionales como; quién tiene más experiencia acerca de un tema o quién tiene una idea más clara acerca de qué hacer, sino que todo gira alrededor de los roles de poder.

Si crees que estás pasando por un problema de estas características y buscas apoyo profesional para superarlo, te invito a ponerte en contacto con un profesional especializado como lo es el Psicólogo Clínico o Neuropsicólogo, con muchos años de experiencia ayudando a todo tipo de pacientes, y en la consulta que deseas realizar seguramente tendrás la ayuda para ganar en autonomía y asertividad para gestionar mejor tus emociones, tanto en terapia individual como en terapia de pareja. Para eso estamos, para llevar siempre el bienestar de nuestros pacientes en su calidad de vida.

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