El coronavirus golpea fuerte a las trabajadoras sexuales de Santiago
La actual coyuntura y la imposibilidad de las personas de lograr el sustento de la forma habitual, movilizaron a las instituciones referentes del sector para procurar asistencia alimentaria y contención psicológica a estas personas. Testimonios exclusivos para EL LIBERAL de trabajadoras sexuales de Santiago y La Banda.
Las trabajadoras sexuales de Santiago del Estero atraviesan por momentos críticos y de incertidumbre por las restricciones impuestas para frenar la pandemia del coronavirus. Esta situación generó la inactividad total de todas aquellas personas en situación de prostitución aquí y en todo el mundo.
Así lo revelaron a EL LIBERAL tanto las propias afectadas como también referentes locales de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la República Argentina, a cargo de Luisa Paz; de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, cuya cara visible en Santiago del Estero es Mariana Contreras, y de Diversidad Valientes Santiagueñas (Divas), organismo que encabeza Julieta Paz.
Luisa, Mariana y Julieta, en entrevistas con EL LIBERAL, coincidieron en sostener que la pandemia de coronavirus y la necesidad de aislamiento para impedir la propagación del Covid-19 profundizaron la problemática de las personas en situación de prostitución, una de las poblaciones de riesgo, por lo que sumaron esfuerzos para realizar acciones conseguir recursos, que a su vez son condicionadas por la cuarentena.
Es así como, a manera de atenuante de la “crítica y preocupante situación”, entregan alimentos a domicilio y buscan la inclusión de personas trans en los planes sociales vigentes.
Desde la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de la República Argentina asisten a sus afiliadas con bolsones de mercadería y elementos de higiene, además de incluirlas en programas nacionales, entre ellos Potenciar Trabajo.
En tanto, la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar), organizó una colecta de dinero que luego repartirá entre sus delegaciones de todo el país para afrontar gastos de primera necesidad, entre ellos, el pago de los alquileres del lugar donde residen, ya que la mayoría de sus afiliadas no son propietarias de viviendas.
Asimismo, desde Diversidad Valientes Santiagueñas (Divas) remarcaron de las tareas que llevan adelante para ayudar a las mujeres trans, como también la forma en que abogan por sus derechos.
Según la Federación de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, un informe realizado por esa institución en 2015 reveló que el 90 % de las personas travestis y trans no tiene trabajo formal y que el 95 % está en situación de prostitución, porcentajes que se mantendrían hasta hoy.
“Estamos de acuerdo con el aislamiento, pero cuesta mantener la economía”
“Estoy desesperada. No sé qué hacer. Lo único que hice en mi vida fue ejercer la prostitución. Estoy de acuerdo totalmente con las medidas tomadas por el gobierno nacional por el coronavirus, pero mi vida ha cambiado en gran manera desde hace prácticamente dos meses. Estoy desesperada porque tengo dos hijos chicos, de 9 y de 11, y al verme sin la posibilidad de traer el sustento a casa me exaspera. Tenemos la ayuda de LGTB, ATTA y Di.Va.S que nos permite enfrentar la situación, pero ¿qué pasará después? Me preocupa el hoy y también el mañana”.
Son palabras de una mujer trans que ante la situación provocada por el coronavirus, ha visto limitado su trabajo en una esquina tradicional de Santiago. Prefiere dar un nombre ficticio (Azucena). “La verdad, no sé cómo seguirá todo esto. Quiero que todo se termine pronto y que nosotras podamos volver a trabajar”, remarcó en su conversación con EL LIBERAL.
Por su parte, Malena (nombre de fantasía) enfatizó: “No salgo de casa desde que entró en vigencia la cuarentena. Como todas mis compañeras. Fue un golpe duro, directo a nuestra economía diaria. Comparto las medidas tomadas, pero me preocupa que los pocos ahorros que tenía ya se están terminando. Si de por sí es difícil conseguir un mango, mucho menos ahora por la epidemia del Covid-19. Cada día que pasa es un tormento, porque aún no sé qué hacer. Soy madre y también tengo a cargo a mi mamá. Se me complica todo”.
En tanto, Virginia (nombre simulado) dijo: “La cuarentena nos aisló por completo, nos dejó sin defensas para traer el sustento diario a casa. De tener un buen pasar (Virginia afirma que hubo tiempos de bonanzas en que tenía una importante cartera de clientes que superaba las 20 personas) hoy me encuentro abatida por esta situación que te genera inseguridad. Si a todo esto le sumamos el prejuicio y la discriminación hacia el trabajo que tengo, estoy terminada. Soy soltera, pero vivo al día y debo ayudar a mi familia”.
A su vez, Liliana (nombre irreal), mujer trans, puntualizó: “Los clientes prácticamente desaparecieron. El coronavirus los espantó. Ya no nos llaman para que vayamos a sus casas. Esto es comprensible. No quieren correr riesgos como tampoco nosotras queremos ser blanco del coronavirus. La crisis que ocasionó esta pandemia nos intranquiliza porque no sabemos cómo actuar ante una situación como ésta. La actividad disminuyó y nos golpea muy fuerte. Todo está parado. El no trabajar, por momentos, me pone nerviosa, me da miedo y no sé cómo reaccionar ante lo desconocido”.
Josefina (nombre imaginario) remarcó a EL LIBERAL: “Escucho llorar a mis hijos (4, 6 y 8 años) y me vuelvo loca. Con la ayuda que recibimos de bolsines alimenticios “vivimos” un día más, pero al ser consciente que cada vez se vuelve más difícil nuestra situación es cuando me angustio. Por suerte, entre nosotras, somos solidarias y con lo poco que tenemos nos damos una mano. No sé hasta cuándo seguiremos así. Esta crisis nos está matando de a poco. Me preocupa lo que suceda de aquí en más”.
Azucena, Virginia, Liliana y Josefina no son partidarias del sexo virtual. “Tenemos miedo y creemos que es riesgoso por todo lo que significan las redes sociales y el riesgo de viralización de las imágenes. Preferimos las formas tradicionales porque son más seguras”, indicaron en sendas conversaciones con EL LIBERAL.
“Mis clientes, por ahora no quieren saber nada”
Bety (nombre de fantasía) es categórica en su testimonio: “Estoy sin trabajar desde hace casi dos meses. Como muchas de mis compañeras, estoy intranquila porque no sé qué hacer. Mi trabajo es el único ingreso que tenía para sostener a mi familia. Recibimos bolsines de alimentos y elementos de higiene de las asociaciones LGTB, ATTA y Di.Va.S. Con esto salgo del paso en el día, pero no sé qué pasará cuando se levante definitivamente la cuarentena. Mis clientes, y es comprensible, por ahora, no quieren saber nada. Soy madre de un hijo de 13 años, estudiante. Pienso y pienso buscándole alguna alternativa y no la encuentro. Soy trabajadora sexual tradicional y el sexo virtual no es mi fuerte. Antes de la cuarentena ganaba un dinero importante. Ahora, con todas las restricciones, estoy sin ingresos y eso es lo que me desespera. Las trabajadoras y trabajadores sexuales nos quedamos a la deriva. No tengo ingreso de dinero de ninguna parte. Ahora, vivir el día a día, se nos hizo difícil. Tengo miedo que la cuarentena se alargue y eso prolongue mi angustia. La verdad, no sé qué hacer y eso me pone impotente”, concluyó.