Mariana Carrizo llevó coplas y chacareras a un festival en Suiza
La cantante se prepara para la temporada de festivales de verano, aun cuando por tercer año seguido esté excluida del escenario principal de Cosquín.
La cantante de los Valles Calchaquíes Mariana Carrizo acaba de llegar de una gira europea donde tocó en conciertos en ciudades de Francia, España, Portugal y Bélgica, además de haber participado como representante del canto latinoamericano en el festival suizo Les Nuits du Monde.
Coplas, zambas, vidalas y chacareras compusieron el repertorio que la Carrizo como representante latinoamericana llevó a Ginebra, donde compartió escenario y experiencias con exponentes del canto sudafricano, mongol, persa, francés y de la India.
Y se prepara para la temporada de festivales de verano, aun cuando por tercer año seguido esté excluida del escenario principal de Cosquín, donde en 2017 ofreció junto al pianista argentino radicado en Nueva York Leo Genovese un memorable concierto que unió la rudeza simple y verdadera de la copla con la ensoñación jazzística, en una de esas audacias conceptuales y musicales que Cosquín se permite solo muy de vez en cuando y que luego sanciona.
“Después de ese concierto ya no tuve lugar en Cosquín lo cual me crea cierta desazón, por un lado porque Cosquín es un patrimonio cultural del pueblo, algo que queda manifiesto en cada evento, que no debe ser confundido con una cartelera comercial”, cuenta Carrizo a Télam.
“La sensibilidad de ciertos programadores a veces es muy complicada, yo reniego de no estar en Cosquín no solo por mí sino porque represento una cultura viva que es el canto de la copla y mi pena es que la copla no esté en ese escenario. Tengo una tozudez de insistir porque soy parte de una cultura”, dice Carrizo, criada en Cachi y que aprendió los cantos de la copla en los cerros cuidando ganado con su abuela.
Sobre la situación actual de la copla, comenta: “Es una expresión cultural que viene a ser como las montañas, especialmente está en la gente mayor y en los pueblos muy adentro, tengo la esperanza de que los jóvenes de esos pueblos la continúen; no veo peligro que se pierda pero lo que me duele es que no hay conocimiento y por ende no hay respeto a la parte cultural de ese pueblo de los cerros, y entonces la gente que canta coplas no tiene a veces espacio social para expresar su cultura más allá de los carnavales y de los lugares autogestionados por ellos mismos”.
¿Cómo fue la decisión que te llevó al festival de Ginebra?
Es un festival que hace una selección de la música del mundo, este año era la aventura de las voces, donde ellos consideran el registro, la amplitud de las voces, los usos y gustos que le da cada cantante como tal y también culturalmente, la voz como instrumento musical y como instrumento social, hacen una curaduría entre cantantes de diferentes lugares y seleccionan alguno por cada continente, yo fui como representante de Latinoamérica, hubo conciertos, se hicieron conferencias, fue fuerte ir como mujer y también en nombre de un continente.l