Accidente cerebrovascular (ACV)
Por el Dr. Sebastián Paz. Sociedad de Cardiología de Santiago del Estero
Un ACV ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro es interrumpido como resultado de la rotura o bloqueo de un vaso sanguíneo.
¿En qué consiste un ACV?
Un ACV ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro está interrumpido por la presencia de un vaso sanguíneo que está bloqueado o roto. Las células del cerebro que no reciben un suministro constante de sangre oxigenada pueden morir, causando daño permanente al cerebro.
Hay dos tipos de ACV: hemorrágico e isquémico.
Un ACV hemorrágico ocurre cuando se rompe o daña un vaso sanguíneo en el cerebro, permitiendo así que la sangre escape hacia el cerebro.
Un ACV isquémico ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro está bloqueado o restringido debido al marcado estrechamiento de las arterias o a una masa engrosada de sangre denominada coágulo de sangre.
Arterias obstruidas: Grasa, colesterol y otras sustancias pueden acumularse en las paredes de los vasos sanguíneos. Con el tiempo, estas sustancias se endurecen y forman estructuras denominadas placa. La acumulación de depósitos de grasa y de placa tapona las arterias, estrechando el pasaje para la sangre.
Coágulos de sangre: Cuando se forma un coágulo en un vaso sanguíneo cerebral que de por sí ya está muy delgado, entonces el derrame cerebral se denomina ACV trombótico. Cuando un coágulo de sangre que se ha formado en otras partes del cuerpo se desprende y viaja hasta un vaso sanguíneo en el cerebro, el resultado es un ACV embolico, o embolia cerebral. Un ACV embolico también puede ser el resultado de una burbuja de aire u otra sustancia extraña en la sangre que, se mueve, y bloquea un vaso sanguíneo cerebral.
Un episodio de síntomas similares a los de un ACV se denomina ataque isquémico transitorio (AIT). La mayoría de las veces no se producen daños permanentes como consecuencia de un AIT; no obstante, un AIT generalmente es una señal de advertencia de que se producirá un derrame cerebral. Los síntomas de un AIT pueden durar desde unos minutos hasta un máximo de 24 horas.
Los síntomas del ACV dependen de la parte del cerebro afectada. En algunos casos, puede suceder que una persona no se percate de que ha tenido un ACV. Los síntomas, que por lo general se presentan repentinamente y sin aviso incluyen:
- Dolor de cabeza muy fuerte sin causa conocida
- Entumecimiento o debilidad en la cara, el brazo o la pierna (especialmente en un lado del cuerpo)
- Confusión y dificultad para hablar o comprender el habla
- Problemas para ver con uno o ambos ojos
- Mareo, pérdida del equilibrio o la coordinación.
¿En qué forma se diagnostica y evalúa un ACV?
El primer paso en la evaluación de un paciente con derrame cerebral es determinar si el paciente está experimentando un ACV hemorrágico o isquémico para poder comenzar el tratamiento correcto. El primer examen que se realiza suele ser una Tomografía Axial Computarizada o una Resonancia Magnética de la cabeza.
Imágenes por Tomografía de la cabeza: la exploración por Tomografía Axial Computarizada combina un equipo especial de rayos X con computadoras sofisticadas para producir múltiples imágenes o fotografías del interior del cuerpo. Los médicos utilizan la TAC de la cabeza para discernir un ACV de un coágulo de sangre o sangrado dentro del cerebro. Para mejorar la detección y caracterización del derrame cerebral se puede realizar una, angiotomografía computarizada. En ella, se inyecta un material de contraste por vía intravenosa y se obtienen imágenes de los vasos sanguíneos cerebrales. Al mismo tiempo, se pueden obtener imágenes que detectan el flujo sanguíneo, denominadas perfusión por TAC (CTP). La combinación de todos estos estudios puede ayudar a los médicos a tomar una decisión acerca de la mejor terapia para un paciente que está sufriendo de un derrame cerebral.
Resonancia Magnética Nuclear de la cabeza: la RMN utiliza un potente campo magnético, pulsos de radiofrecuencia y una computadora para producir imágenes detalladas de los órganos, tejidos blandos, huesos, y prácticamente todas las demás estructuras internas del cuerpo. Los médicos utilizan la RMN de la cabeza para evaluar daños en el cerebro debidos a un ACV.
Para ayudar a determinar el tipo, la ubicación y la causa de un ACV, y descartar otros trastornos, los médicos pueden utilizar:
Exámenes de sangre.
Electrocardiograma: un electrocardiograma, que chequea la actividad eléctrica del corazón, puede ayudar a determinar si problemas cardíacos causaron el ACV.
Ultrasonido de la carótida/ultrasonido Doppler: la toma de imágenes por ultrasonido consiste en exponer parte del cuerpo a ondas acústicas de alta frecuencia para producir imágenes del interior del cuerpo. Los médicos utilizan una técnica especial de ultrasonido denominada ultrasonido Doppler para verificar la presencia de estrechamientos y bloqueos en las dos arterias carótidas del cuerpo, que están ubicadas a cada lado del cuello y que llevan la sangre desde el corazón hasta el cerebro. El ultrasonido Doppler produce imágenes detalladas de estos vasos sanguíneos e información acerca del flujo sanguíneo.
Angiografía cerebral: la angiografía es un examen médico que se realiza con una de las tres tecnologías de diagnóstico por imágenes (rayos X, TAC o RMN), y en algunos casos con un material de contraste, para producir imágenes de los principales vasos sanguíneos del cerebro. La angiografía cerebral ayuda a los médicos a detectar o confirmar anomalías tales como un coágulo de sangre o el estrechamiento de las arterias.
¿Cómo se trata un ACV?
Un ACV es una emergencia médica. El tratamiento inmediato puede salvar vidas y reducir la probabilidad de invalidez. El tratamiento depende de la gravedad y del tipo de ACV. El tratamiento se focalizará en restaurar el flujo sanguíneo (en el caso de un ACV isquémico) y en reducir la presión en el cerebro (en el caso de unACV).
Cuando un ACV es causado por un coágulo de sangre, el paciente puede recibir un fármaco destructor de coágulos o para disolver el coágulo y ayudar a restablecer el flujo sanguíneo en el área dañada del cerebro. Los fármacos destructores de coágulos, que solamente pueden ser administrados en las primeras horas del inicio del ACV, normalmente son administrados en forma intravenosa por personal médico de emergencia o en el servicio de urgencias del hospital.
Los pacientes también pueden recibir fármacos anticoagulantes como la aspirina o la warfarina (también llamada por su nombre de marca, Coumadin® ), la heparina o el clopidogrel (también llamado por su nombre de marca Plavix®).
Otros tratamientos para el ACV incluyen:
- Cirugía para remover sangre de alrededor del cerebro y reparar los vasos sanguíneos dañados.
- Tratamientos vasculares intracraneales: la terapia endovascular es un procedimiento mínimamente invasivo que se utiliza para mejorar el flujo sanguíneo en las arterias y venas del cerebro. En la terapia endovascular, un catéter guiado por imágenes es desplazado a través de los vasos sanguíneos del cuerpo hasta el cerebro para entregar:
- medicamentos para disolver los coágulos de sangre.
- removedores mecánicos y sistemas de aspiración que ayudan a eliminar coágulos de sangre o residuos de las arterias cerebrales.
- dispositivos tales como los balones, que se utilizan para abrir vasos sanguíneos muy estrechos, y los stents, pequeños tubos utilizados para mantener abiertos los vasos sanguíneos. En este procedimiento (que se utiliza para mejorar el flujo sanguíneo en las arterias carótidas que suministran sangre al cerebro), se introduce un catéter con un balón en la punta hasta la parte de la arteria que está bloqueada y angostada, donde se infla para abrir el vaso. Un pequeño tubo de malla de alambre llamado stent puede ser colocado en la arteria para ayudar a mantenerla abierta.
- pequeñas bobinas metálicas para reparar un aneurisma roto en una arteria cerebral.
Desde la Sociedad de Cardiología de Santiago del Estero afirmamos que después de un ACV, muchos de los pacientes recibirán rehabilitación postACV para sobreponerse a las discapacidades que pueden ocurrir como resultado del ACV. El tratamiento posterior al ACV también debe incluir medidas para prevenir otro ACV, que incluyen el control o eliminación de los factores de riesgo tales como, disminuir la presión arterial, bajar de peso si hubiere exceso de peso, realizar actividad física, beber alcohol con moderación, controlar los niveles de colesterol y diabetes, no fumar y visitar periódicamente al médico para un control estricto de la salud cardiovascular del paciente.