El cuerpo calcinado en ruta 157 desnudó presunto paso ilegal de ganado desde Santiago a Catamarca
El 25 de julio Ricardo Peñaflor habría denunciado el robo de un toro, incidente que fortalece la hipótesis del cuatrerismo en la causa por el asesinato de un hombre que fuera ejecutado de un tiro a la cabeza e incinerado en la ruta 157, y en el cual se sospecha que se trata del propio Peñaflor.
Así lo deslizó la policía catamarqueña, al intercambiar información con sus pares santiagueños.
Muy por lo bajo, los policías sospechan que el cuerpo hallado el jueves cerca de Frías, a 15 kilómetros del límite con Catamarca, corresponde a Peñaflor. Aún así, la ciencia debe confirmarlo con un ADN.
La misión comenzó en el forense Rodolfo Gómez, quien extrajo muestras de tejido del interior de un fémur para enviarlo a Jujuy.
Si es, como todos presumen, determinarán que la víctima es Peñaflor, domiciliado en el El Alto y desaparecido el 6 de agosto.
Los voceros estiman que los resultados del ADN estarán listos, como mínimo, en un mes.
Una sola denuncia
Los policías aclararon que la única denuncia de cuatrerismo la hizo Peñaflor el 25 de julio. Los libros de guardia no registrarían otros casos, trascendió.
Asimismo, los policías añadieron que desde hace muchos meses trabajaban detrás de una banda que robaba ganado en Santiago y lo ingresaba a Catamarca.
Los informantes aclararon que como los damnificados eran santiagueños, si hubiere denuncias recaerían en comisarías locales.
Tiroteos nocturnos
De todos modos, trascendió que la policía catamarqueña solía montar vigilancias nocturnas y había mucha actividad de camionetas yendo y viniendo.
De Peñaflor se supo que estuvo 48 horas “desaparecido”, hasta descubrirse el cuerpo quemado el 8 de agosto.
Su entorno recordó que en las últimas horas, Peñaflor dejaba entrever nerviosismo y miedo.
Sin embargo, nadie sugirió que ello fuera sinónimo de amenazas, pero también reconocieron que andaba armado.
En las zonas rurales un arma no asoma excepcional, pero ese aparente miedo le aporta el sesgo lógico de la protección o de defensa.
Mal que le pese a los sabuesos, también juzgan que la saña en el homicidio tal vez excede la impronta con que suelen “limpiar sus trapitos” los cuatreros.
Es más, una corriente policial intuye un ajuste de cuentas que excede al abigeato.