EXTRAÑEZAS

La catalepsia vs. los reflejos propios del rigor mortis

La catalepsia es un trastorno del sistema nervioso central que se caracteriza por generar una parálisis corporal en la persona que lo sufre. A esto le sigue un endurecimiento y tensión de los músculos que impiden cualquier tipo de movimiento. De ahí que se crea que la persona está muerta, porque muchas veces el síntoma puede durar unos minutos o algunas semanas en desaparecer.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a la catalepsia como una enfermedad psiquiátrica y como una de las pautas para el diagnóstico de la esquizofrenia.

Entre las causas de esta enfermedad, la OMS destaca el mal de Parkinson, la epilepsia, los efectos del uso y abuso de la cocaína y otras drogas narcóticas.

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El fenómeno es tan intrigante que el cine y la literatura lo han utilizado, en varias ocasiones, para sus narrativas. Un ejemplo de ello es el cuento de horror, “El entierro prematuro” escrito por Edgar Allan Poe en 1844. En el relato el narrador que sufre de esta enfermedad vive en un pánico constante por quedar inconsciente y ser enterrado. Para superar ese miedo enumera varios casos de personas que fueron enterradas vivas.

Con este tipo de trastornos, hasta los médicos pueden dar por muertas a personas que aún tienen chances de sobrevida o, incluso, que permanecen conscientes sin poder mover su cuerpo.

A la inversa

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El fenómeno inverso se lo denomina “movimientos reflejos” durante el proceso de rigor mortis, es decir, el endurecimiento del cuerpo. Muchos cadáveres, durante las primeras horas de descomposición, pueden realizar algunos movimientos mecánicos bruscos.

En este segundo caso no se trata de una persona viva que es considerada muerta. Se trata de un cuerpo que, en plena descomposición, realiza algunas mecánicas físicas que pueden atemorizar a quienes lo rodean e inducir a creer, equivocadamente, que están vivos.


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