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La importancia del vínculo afectivo

Por Lic. Bernardo Stamateas. Especial para EL LIBERAL.

Actualmente somos testigos de muchísimos problemas de pareja. ¿A qué se deben?, tal vez te preguntes. Si bien los factores pueden ser diversos y no podríamos abarcarlos a todos en este espacio, una de las principales razones es la imposibilidad de construir lo que se conoce como “vínculo afectivo”.

Definamos qué es el vínculo afectivo. Este tiene que ver con lo no verbal, es decir, lo que no se dice. Cuando este falla, algunos de los dos se lo demandará al otro en forma de palabras: “Quiero que me digas que me amás”. Pero no se trata de lo verbal sino de lo no verbal. Por eso, aunque uno le diga al otro que lo/a ama, el conflicto seguirá existiendo, ya que están intentando confirmar algo que no se puede expresar con palabras.

Pero veamos qué es “lo no verbal” en una relación. Si yo le entrego las llaves de mi auto a un amigo que lo necesita (porque le tengo confianza), no es necesario que le diga: “Te doy las llaves del auto porque confío en vos”. Sencillamente lo hago debido al vínculo afectivo construido entre nosotros. Dicho vínculo es el “interés sincero mutuo” que no requiere palabras.

Donde mejor podemos observarlo es en la etapa del enamoramiento con nuestra pareja. Al comienzo de la relación siempre hablamos más con el cuerpo que con la boca. Ese es nuestro primer lenguaje. Cuando a una persona le gusta otra, está interesado/a por ella o por él, la observa detenidamente, se acerca y le anuncia: “Te amo”. Y lo no verbal (el lenguaje corporal, la actitud) coincide con lo que dice.

Expresar un “te amo” sin que la actitud física lo confirme generaría un cortocircuito. Pero eso no ocurre en la primera etapa de una relación de pareja. La forma en que la persona enamorada se dirige al ser amado sella lo verbal con lo no verbal. Más adelante, cada uno se acerca al otro con un interés no fingido que se sigue construyendo y al “te amo”, se agrega un “¡qué linda que estás!”. Para pasar luego a comunicarse solo a través de las miradas.

¿Qué sucede cuando una pareja comienza a andar mal?

Necesitan recomponer el vínculo, es decir, la conexión no verbal. Esto no se logra pidiéndole a la otra persona que “me diga que me ama”, o que “me encuentra atractivo/a”, o que “quiere estar conmigo y con nadie más”. Tampoco con una lista de “quiero que…” (acciones a realizar) “… me escuches, me ayudes, me acompañes, hagamos esto y lo otro juntos”, etc. Ninguna acción, por buena que sea, reconstruye el vínculo que es solo interés sincero por el otro.

Cuando el interés pierde su sinceridad, surgen los conflictos porque uno se lo reprochará al otro todo el tiempo: “Yo ya no te importo”. Pero el reproche tampoco soluciona las cosas porque es más una imposición que una solicitud. Muy probablemente la respuesta a ese reproche será: “¿Y cómo me vas a importar con la manera en la que me tratás vos a mí?”. En una relación afectiva, nunca deberíamos hacer nada por obligación sino por un interés genuino por el otro que nos conduce a la armonía entre ambos.
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