Estudiante y abuelo sindicalista, envueltos en escándalo de abuso sexual y golpiza
El chico, de 13 años, le habría tocado la cola a su compañera. La madre de la joven fue a la escuela y armó un escándalo. Luego, el abuelo del muchacho (gremialista del transporte) fue a la casa de la mujer y la golpeó.
Un estudiante secundario habría manoseado la cola a una compañera y su abuelo sindicalista “coronó” el bochorno agrediendo a la madre de la jovencita. Allí se sintetizan los capítulos dominantes de una historia desdoblada en dos causas penales, a cargo de los fiscales Sebastián Robles y Jésica Lucas.
El prólogo sobrevino en un colegio privado del sur. Durante el recreo, el joven habría manoseado a la compañera de curso. La joven fue a su casa y se lo confió a la madre. Al día siguente, los padres pidieron a la preceptora una reunión con la directora. Retiro espiritual Como la superior había asistido a un retiro espiritual, la preceptora pospuso la reunión para después. El padre de la chica (familiar de un secretario judicial) no perdió el tiempo y esperó al joven, a la salida del colegio.
Siempre en base a la denucia, el muchacho se retiró del edificio “y me miró sobradamente e irónico”, afirmó el adulto ante las autoridades policiales. Una corriente de testigos amplió que en la ocasión la mamá de la chica le dio una bofetada al adolescente. Dada la magnitud de la efervescencia familiar, el colegio reunió a las dos familias y sugirió pacificar y frenar la furia. Ante los oídos de los adultos ello sonó a no denunciar el manoseo, tampoco la cachetada al joven.
Escándalo II
Al día siguiente hicieron su aparición la madre, el padre y el abuelo del estudiante. Los tres adultos se trasladaron a la casa de la jovencita, en el Bº Ejército Argentino. Tocaron el timbre y la madre de la estudiante sólo les abrió la reja, señaló una fuente policial. Al instante, el sindicalista lanzó una trompada que dio de lleno en el mentón de la mujer.
Durante unos contados minutos, los visitantes alardearon de “chapa de amigos” de alto rango y prometieron que las cosas no quedarán así. Cada uno de los insultos del sindicalista y compañía fueron filmados.
En 24 horas, las dos partes formalizaron sendas denuncias, Comisaría del Menor mediante, y la cuota de cordura ahora debe partir de los dos fiscales. Por lo pronto, ayer Robles analizaba la filmación de la agresión física del sindicalista a la mujer, mientras reconstruía el incidente en sus detalles finos.