PSICOLOGÍA

Nosocomefobia, sus síntomas, causas y tratamientos (segunda y última parte)

Por el Lic. Mariano Vega Botter. Neuropsicólogo.

L a mayoría de fobias pueden llegar a ser muy invalidantes para las personas que las sufren, especialmente si el estímulo que les genera ansiedad está presente con frecuencia en el medio que les rodea. La evitación activa del estímulo y lo que se relaciona con él hará que evite determinadas zonas, se acerque o relacione con determinada gente o incluso que no pueda disfrutar de determinados tipos de ocio, trabajo o estudios. En algunos casos incluso les puede imposibilitar salir de su hogar. Sin embargo, además de la propia ansiedad y malestar sentida y lo invalidante que resulte en diferentes niveles y ámbitos vitales, en el caso de la nosocomefobia estamos ante una que puede suponer un peligro directo para la vida y supervivencia del afectado. Y es que quienes sufren esta fobia van a evitar ir a hospitales y servicios médicos, algo que podría hacer que no buscaran tratamiento médico en condiciones peligrosas, como por ejemplo cardiopatías, traumatismos o infecciones entre otras muchas. Si bien es cierto que existe la posibilidad de llamar al médico y que acuda al domicilio, en muchos casos puede precisarse instrumental o tecnologías que no resulten fácilmente transportables, o bien un entorno esterilizado y estanco. Incluso algunas personas pueden llegar a obviar también esta opción debido a su asociación con el contexto médico y hospitalario. Además de su propia supervivencia, también puede tener repercusiones a nivel socioafectivo; existirán dificultades para visitar a personas de su entorno que por algún motivo estén hospitalizadas, asistir a partos o nacimientos o despedirse de seres queridos en sus últimos momentos. Es también posible que el miedo a que se los puedan contagiar de una enfermedad, para ellos grave, es que puedan contar con el pretexto de la evitación o rechazo de personas enfermas incluso fuera del centro. Ello puede provocar peleas e incomprensiones por parte del entorno familiar y social. Posibles causas e hipótesis explicativas Las causas de la nosocomefobia no están totalmente claras y por lo general no se encuentran en un único elemento sino en un cúmulo de variables, y tiene un origen multicausal. Sin embargo, pueden establecerse diferentes hipótesis al respecto. En primer lugar, cabe tener en cuenta que los hospitales son establecimientos donde acuden personas con problemas de salud con el fin de curarse o bien descubrir qué les sucede. También es un lugar donde, a veces, las personas pasan sus últimos momentos antes de morir. Todos lo sabemos, y es una idea que puede transmitirse socialmente. En este sentido, una de las posibles explicaciones pasaría por el hecho de que se ha condicionado el centro o aquello que recuerda a individuo a nivel cognitivo con un estímulo que de por sí resulta aversivo como el dolor y el sufrimiento. Este mismo principio explica también el hecho de que en el caso de que existan fobias a los médicos, a la sangre, al daño, a las inyecciones o a la enfermedad, o incluso a los gérmenes, es posible que en ocasiones el miedo a dichos estímulos pueda generalizarse y condicionar nuestra respuesta al centro de salud en cuestión. De este modo, un estímulo al principio neutro (el hospital en sí), se relaciona con lo que nos aterra (el daño, la muerte u otro estímulo fóbico) y termina provocando en nosotros una respuesta condicionada de miedo y ansiedad. Vinculado con esta hipótesis podemos plantear que otra posible explicación puede hallarse en la vivencia de situaciones ansiógenos en el pasado dentro de un contexto médico u hospitalario; la vivencia de la enfermedad y muerte de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad grave, una hospitalización larga en la infancia, un tratamiento o prueba médica dolorosa (por ejemplo la quimioterapia). Estas situaciones pueden generar gran malestar y pueden desencadenar ansiedad hacia el entorno en que se produjo. Se trataría de un condicionamiento de la respuesta. Además de ello, cabe tener en cuenta que estamos ante un tipo de fobia principalmente vinculada con la idea del daño y/o de la muerte. En este sentido resulta una fobia cuyo origen, del mismo modo que puede ocurrir con otros como la fobia a las arañas o a las serpientes, puede tener un sentido biológico. Tal y como propone la teoría de la preparación de Seligman, algunas fobias pueden haber sido heredadas a nivel filogenético dado que en el pasado evitar dichos estímulos nos protegió y sirvió para sobrevivir como especie. Si bien tal vez no sea un caso directo, hay que tener en cuenta que existen factores cognitivos que pueden vincular hospital con daño; aunque podamos ir al hospital a curarnos, en el fondo este hecho implica que estamos padeciendo algún mal, que a nivel cognitivo puede ser difícil de aceptar. Otra posible causa puede encontrarse en la existencia de preocupación o miedo de perder el control sobre uno mismo; en el hospital pasas a ser un paciente, un ser pasivo que se ve sometido al criterio de otro ser humano con poder de decisión sobre nosotros. Tratamiento del miedo a los hospitales Tratar la nosocomefobia en aquellas personas que la padecen es altamente recomendable, debido a la profunda afectación o incluso riesgo que puede tener para su vida. Afortunadamente, existen diferentes alternativas que permiten tratar con gran éxito tanto estas como otras fobias. La primera y más exitosa de todas ellas es la terapia de exposición. En ella, se establece entre profesional y paciente una serie de objetivos y una jerarquía de estímulos o situaciones generadoras de ansiedad. Esta jerarquía será ordenada en función del grado de ansiedad que genere, y de manera estructurada y poco a poco se va a ir exponiendo al sujeto a cada uno de los ítems o estímulos (comenzando por niveles intermedios) hasta lograr que el sujeto vea reducida su ansiedad hasta que esta desaparezca o bien resulte controlable. Según vaya superando cada ítem al menos dos veces sin que exista ansiedad o al menos que esta no supere determinado nivel, se irá pasando al siguiente ítem. Esta técnica suele emplearse en vivo (en la realidad), pero en caso de no ser posible puede ser empleada en imaginación (en la que si bien tiene menor efecto también ha manifestado cierta utilidad). También es posible utilizar exposición en realidad virtual, generando un entorno virtual en forma de hospital o consulta en el que el sujeto se expone a diversos estímulos de forma altamente controlada (si bien por lo general es algo menos efectivo que la exposición en vivo, resulta eficaz e incluso podría servir de paso previo a la práctica en vivo). Existe también la desensibilización sistemática, cuya principal diferencia con la anterior es el hecho de que en la segunda en vez de esperar que se reduzca la ansiedad se plantea la realización de una actividad incompatible con esta, como ejercicios de relajación. Además de la exposición, es necesario tener en cuenta que en la nosocomefobia pueden existir factores cognitivos muy poderosos que medien o incluye estén en la base de la ansiedad sentida. En este sentido puede ser de gran interés la realización de diversas técnicas de reestructuración cognitiva en la que pueden trabajarse aspectos como las creencias sobre lo que es un hospital, la evaluación del riesgo real que supone, la vinculación entre hospital y dolor, posibles sesgos cognitivos o creencias disfuncionales o el miedo a la pérdida del control o la salud y lo que dicha pérdida podría suponer. También pueden fortalecerse y realizarse un entrenamiento en gestión del estrés, autoestima o percepción de control. Finalmente la práctica de técnicas de relajación puede ser de utilidad para rebajar la ansiedad sentida antes de exponerse. En ocasiones también puede llegar a ser útil el uso de fármacos tranquilizantes, si bien algunos de los motivos que pueden llevarnos a necesitar ir a un hospital pueden requerir del no consumo de fármacos.
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