Conscripto santiagueño recuerda aquel 24 de marzo de 1976
Oriundo de Real Sayana, Rubén Rojas, en 1976, estaba como conscripto en el Batallón de Ingenieros de Combate 141 de Santiago del Estero y hoy, cuenta su experiencia de ese año histórico para los argentinos.
"24 de Marzo de 1976, en el Batallón de Ingenieros de Combate 141- Santiago del Estero, perteneciendo al Ejército Argentino como conscripto, siendo la hora 0,30 nos despertamos con el sonido de sirena, semi vestidos y a la orden de un oficial salimos de la cuadra. Había un poco de humo o polvo suspendido en el espacio, algunas compañías, la B y la C ya estaban corriendo alrededor de la plaza de armas, nadie sabía nada, suponíamos un simulacro.
Nos quitaron las radios que algunos de nosotros tenia, formamos fila al frente a la plaza de armas y recibimos todo el equipamiento de combate. Había iniciado el “proceso de reorganización nacional “con la asunción de la Junta Militar al frente del Gobierno.
Nos apostaron con fusil automático liviano en el barrio “La guarida” ubicado en la Dársena, al norte de la cuidad de Banda. Desde allí nos rotaban al barrio Sargento Cabral y el Mono Bloc de la calle Bolivia e Hipólito Irigoyen (en la Capital). El detalle inolvidable es que la gente, todo el pueblo de Santiago del Estero festejaba, estaba totalmente convencido de que esta intervención de las fuerzas armadas era necesario, aplausos y banderas nos alentaban a defender la patria y como soldados percibíamos claramente ese apoyo que nos emocionaba.
A 43 años de los sucesos vividos desde adentro, resulta imposible guardar silencio sobre el inicio del momento histórico más nefasto para la República Argentina. Recordar y compartir públicamente esta fecha, en lo subjetivo, es dar sentido al día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Es difícil en pocas líneas, memorar tantos hechos acaecidos tan rápido como diferentes a los que uno, a los veinte años conocía en la vida civil. Sin embargo, no puedo omitir que en la primera misa de campaña, el capellán, padre Carlos Marozzi nos decía: las armas no son para matar, son para defender. Pocos días después, en diferentes comisiones con camiones del ejército, nos trasladamos a la vecina provincia de Tucumán, donde el operativo independencia era una misión.
En mi caso acampamos en un lugar llamado Caspichango, desde allí nos trasladaron a un lugar, donde más tarde se dio en llamar Teniente Berdina. Llegamos a ese lugar, había un cañaveral quemado donde motoniveladoras comenzaban a trazar calles que incluía una plaza, y los soldados comenzamos a marcar cimientos de viviendas, mientras nos rotaban con patrullas en zonas serranas de la provincia.
En pocos días llegaron al lugar para colocar la piedra basal para levantar un pueblo (teniente Berdina) el presidente de facto de la república, teniente Gral. Jorge Rafael Videla junto a interventor de Tucumán, Gral. de División Antonio Domingo Busi, presidieron una formación especial de tropas con la participación de delegaciones de unidades militares de Salta, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero.
Por estos y otros hechos vividos casi como un sueño, hoy con un razonamiento más templado, entremezclo emoción y dolor y con la puesta en valor de esta experiencia, pido disculpas a la sociedad argentina solo por empuñar un arma de guerra para defender la patria, cuando en realidad el enemigo, objeto de estas acciones, no era la sociedad argentina y sus instituciones. Hoy al igual que muchísimos argentinos, comprendo cómo nos convencieron de que esto era necesario.
Más tarde, en la facultad y en el marco de la libertad de cátedra, pude concebir la idea de una argentina republicana y federal, lo cual no implica afirmar que se haya logrado todo y para todos.
Fueron siete años de miedo, torturas y muertes, el terrorismo de estado se había instalado en la argentina hasta el año 1983, un año después del sangriento episodio de Malvinas.
Por ello, debemos fortalecer y profundizar la memoria, haciendo siempre el repaso histórico para que nunca más se rompa el acuerdo social democrático.
Hoy en tiempos de gran turbulencia económica y social, me doy el permiso para decirle a los jóvenes que sigan codeándose con los desafíos, tenemos una historia con mucho dolor, trabajemos para la paz, desde la política, desde la educación, el trabajo y sobre todo desde los derechos humanos y el deber de ciudadano.
Por último, en este día quiero recordar a mis ex compañeros del Batallón de Ingenieros 141- con quienes compartimos la consigna “subordinación y valor para defender a la patria”.