DROGAS

Tenían un modus operandi que mutaba

Fuentes allegadas a la investigación indicaron que en la causa -en la que trabajó también la Policía Federal y Drogas Peligrosas- está determinada cada uno de los roles que ocupaban los acusados.

Según se supo había dos caras visibles que eran los cabecillas. Además eran los encargados de proveer el dinero para adquirir la sustancia y más tarde, comercializarla. Otros eran los encargados de "contactar" a los clientes.

También había quien cumplía la función logística y estaba encargado del transporte, no sólo de los integrantes de la supuesta organización sino también de la gente que consumía.

Sobre el modus operandi que tenían para comercializar las drogas, las fuentes revelaron que al principio se realizaba la operación en los boliches más concurridos de la noche santiagueña.

Los "clientes" notaban la presencia de los acusados y sabían que podían comprar "éxtasis", la sustancia que supuestamente más "salía".

Las fuentes revelaron que uno de los supuestos cabecillas acrecentó su caudal de clientes cuando su cómplice tuvo un altercado con la Justicia y quedó muy expuesto, por lo que su par comenzó a tomar las riendas del negocio.

Al parecer los presuntos traficantes eran ansiosamente esperados en el ambiente nocturno y tenían una particularidad: siempre estaba rodeados de hermosas jóvenes.

Aparentemente al saber que el negocio estaba focalizando la atención de todos, incluso de las autoridades policiales, la forma de venta mutó. Las fiestas privadas se transformaron en su fuerte. Selectas personas se reunían en diferentes domicilios.

Además del alcohol, en los eventos abundaban las sustancias. Tanto fue así que en una oportunidad dos jovencitas fueron hospitalizadas por sobredosis de droga y alcohol. Ese hecho también se encuentra como antecedente en la causa.

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