CASO NISMAN

La pericia que le dio un giro brusco a la causa

En septiembre de 2017, peritos de la Gendarmería entregaron un informe contundente a la Justicia sobre el deceso del fiscal Alberto Nisman: fue una “muerte violenta” y se trató de “un homicidio”. Así lo escribieron los especialistas que trabajaron en el caso y que entregaron su informe al fiscal federal Eduardo Taiano, a cargo de la investigación judicial. “Los integrantes de esta junta interdisciplinaria de Gendarmería Nacional se encuentran en condiciones de concluir que la muerte violenta de Nisman se trató de un homicidio”, escribieron los peritos en una de las últimas páginas del informe. Los 28 peritos señalaron que a Nisman lo mataron dos personas: una lo sostenía con su rodilla derecha en el piso y otro le disparó en la cabeza. Previamente lo durmieron con ketamina y lo golpearon en la nariz (le quebraron el tabique), en las piernas y en el hígado, donde tiene una hemorragia interna. Sobre la ketamina, los peritos no pudieron determinar de qué manera le fue suministrada (si por vía oral o inyectándosela), ni qué cantidad tenía por el paso del tiempo. También señalaron que Nisman no tenía espasmo cadavérico (la posición rígida en la que quedan las manos después de un autodisparo) porque el fiscal sufrió una agonía antes de morir.
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