REPORTE ESPECIAL

A cuatro años del fallecimiento de Nisman, la Justicia aún no tiene a los responsables de su muerte

El fiscal que se atrevió a acusar a la expresidente Cristina Kirchner y su gobierno de buscar encubrir a los responsables del atentado a la mutual Amia. Un informe de la Gendarmería determinó en 2017 que su muerte fue un homicidio.

A cuatro años de que la Argentina y el mundo se vieran sacudidos por la noticia de la muerte del titular de la Unidad Fiscal de la Amia, Alberto Nisman, la investigación judicial aún no logró determinar a los responsables del crimen. El caso tuvo una fuerte connotación política, ya que el fiscal había acusado al gobierno de Cristina Kirchner de impulsar un acuerdo económico con el gobierno de Irán, a cambio de levantar las alertas rojas de Interpol que pesan sobre funcionarios iraníes acusados de ser los autores intelectuales del atentado con un coche bomba en la sede de la Amia, en 1994. La Justicia argentina afirma haber probado “prima facie” que el fiscal Alberto Nisman fue asesinado de un disparo en la cabeza como consecuencia de su denuncia por encubrimiento del atentado a la Amia pero, a casi cuatro años de aquel día, no pudo determinar quién fue su victimario ni el o los culpables detrás de aquel hecho. Actualmente, bajo la responsabilidad del juez federal Julián Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano, la causa que investiga la muerte del fiscal ha pasado por distintos jueces y fueros e incluso informes, uno del Cuerpo Médico Forense, que dijo que no se podía constatar la presencia de terceras personas en el baño, y otro de Gendarmería Nacional sostuvo que fue un homicidio. Con todo esto, en el último movimiento de la causa, la Cámara Federal porteña apuntó que la muerte de Nisman se trató de un asesinato. El diario El País de España hizo un repaso detallado de los hechos hasta el presente en el que el pedido de Justicia de la familia del fiscal, de la sociedad argentina y de la comunidad internacional se hace más fuerte que nunca. A principios de 2015, el fiscal Nisman se aprestaba a denunciar a la presidenta Cristina Kirchner y al canciller Héctor Timerman (f) por encubrimiento de los autores, presuntamente agentes iraníes, del atentado contra la Asociación Mutual Israelita de Argentina (Amia), que el 18 de julio de 1994 había causado la muerte a 85 personas. Sin embargo, Nisman apareció muerto de madrugada, el 18 de enero, en el baño de su apartamento en las torres Le Parc, en el exclusivo Puerto Madero. Tenía un balazo en la cabeza y luego de una larga discusión y planteos y diversas autopsias y pericias, la Cámara Federal de Buenos Aires considera probado que fue un asesinato. Sin embargo, no hay culpables, pero si sospechosos de haber participado del hecho, como Diego Lagomarsino, su excolaborador y de quien se cree era un espía de la exSide. Fue Lagomarsino quien le llevó el arma de la cual salió el disparo que acabó con la vida de Nisman. También están acusados los custodios que debían velar por la seguridad del fiscal. El gobierno de Israel proclamó que Alberto Nisman fue un héroe, un hombre que trató de hacer justicia y fue asesinado, probablemente, por los servicios secretos paralelos del kirchnerismo. Pero también hay una corriente de opinión que “le consideran un villano, un evasor fiscal (tenía una cuenta oculta en Nueva York) que tras una dura discusión telefónica con su ex esposa empuñó una pistola y acabó con su vida. Hay argumentos de un lado y de otro”, señala el artículo del corresponsal de El País, Enric González. Hechos Nisman viajó a Londres con su hija Iara, de 15 años, el primer día de 2015. Su ex esposa, la juez federal Sandra Arroyo Delgado, y la otra hija, Kala, de 8 años, debían encontrarse con ellos en París el 23 de enero. Ese viaje era el regalo de cumpleaños para Iara. Pero una vez en Europa, Nisman supo que el gobierno había apartado a dos fiscales federales incómodos para Cristina Kirchner y no tuvo dudas de que él sería el siguiente. Pese a la reacción furiosa de su ex mujer, el fiscal decidió cancelar el resto del viaje y volvió a Buenos Aires desde Madrid. El día 14 de enero, antes de que pudieran retirarle el caso, presentó ante los tribunales una denuncia de 289 páginas contra la ex presidenta y varios de sus ministros. Faltaban las pruebas, que iban a adjuntarse, en 19 DVD, el lunes 19 de enero. Consistían, básicamente, en escuchas telefónicas. Ese mismo día, Nisman debía comparecer ante el Congreso para explicar sus investigaciones. El viernes, 16 de enero, Nisman fue entrevistado por la Agencia Judía de Noticias: “Ojalá todos los ciudadanos, los 40 millones, puedan escuchar y ver la prueba que tengo entre mis manos”, dijo. El sábado 17, a las 8 de la tarde, el informático Diego Lagomarsino, entonces colaborador de Nisman y supuesto cómplice en una evasión de impuestos, hoy procesado como partícipe necesario en el asesinato, llevó a su jefe una vieja pistola que había heredado. Nisman quería un arma para protegerse, fue la versión que dio el excolaborador del fiscal. Cuando Lagomarsino abandonó el apartamento de Nisman en Puerto Madero, poco después de las 8, se fueron también los dos guardaespaldas que velaban por el investigador. Nisman murió unas seis horas después, sobre las 2 de la madrugada del domingo 18. Justo un día antes de presentar las pruebas. Sus antiguos colaboradores afirman que Alberto Nisman estaba de buen ánimo y que el suicidio resulta impensable. La primera fiscal que investigó el caso, Viviana Fein, tuvo para los analistas jurídicos una actuación catastrófica. Unas sesenta personas pasearon durante horas por la escena del crimen. Cualquier posible indicio fue destruido. Los escoltas limpiaron el arma con papel higiénico. Desaparecieron varios pendrives con documentación sobre el atentado contra la Amia y sobre la supuesta conspiración de Kirchner con el gobierno iraní para, bajo el paraguas de un memorándum de entendimiento, encubrir a los autores. De las pruebas supuestamente abrumadoras que Nisman debía aportar a los tribunales nunca más se supo, pese a que las conocían varios de sus colaboradores. Las escuchas en que se basaba la acusación ya se han difundido. El pasado 30 de diciembre murió de cáncer el ex canciller Héctor Timerman, uno de los acusados por Nisman. La ex mujer de Nisman, la juez Arroyo, renunció también en diciembre a ser parte querellante en la causa por la muerte del fiscal, cansada de las amenazas contra ella y sus hijas. La madre de Nisman sigue asegurando que su hijo fue asesinado.
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