ATRINCHERADO

Gritos, policías, forense, enfermeros y una negociación que por suerte restableció la paz

El detenido con el filo en su cuello, y su madre quedaron solos en el recinto. Urgente, partieron pedidos de ayuda y llegaron efectivos del Usar, dos enfermeros y un forense del Poder Judicial.

Luego, fue el turno del fiscal Mariano Gómez y hasta de otros familiares de Díaz. Aunque su proceso avanza y ayer decantó en preventiva, el preso igual sostiene que vive una injusticia. Durante más de 30 minutos desgranó su historia a los funcionarios, mientras fuera de la sala los empleados y curiosos acompañaban la tensión. Finalmente, las negociaciones llegaron a buen puerto y el presidiario aceptó entregarse. Devolvió la hoja de afeitar a la policía y fue llevado a los gritos.

"Vean, es una injusticia lo que hace esa mujer conmigo; investiguen", vociferó a los periodistas, antes de ser conducido a la alcaidía de tribunales. Con su partida, la policía devolvió el "tránsito" habitual al primer piso del edificio.

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