Desalojan a 57 menores de una fiesta clandestina
Los adolescentes se encontraban ingiriendo bebidas alcohólicas. Fue en una casa de familia del barrio Siglo XXI. Procedimiento a cargo de la División Prevención contra el Alcoholismo.
Más de cincuenta menores fueron desalojados de una fiesta no autorizada, durante la madrugada de este domingo, en un domicilio ubicado en el barrio Siglo XXI, en el sector sur de la capital de Santiago del Estero.
La reunión no contaba con la documentación requerida para su realización y donde tampoco había un responsable que pudiera responder ante cualquier eventualidad.
Según las autoridades policiales, el procedimiento se llevó a cabo a raíz del trabajo de la División Prevención Contra el Alcoholismo.
En la oportunidad, se trabajó en forma conjunta con efectivos del Departamento de Seguridad Ciudadana Nº 3 de Zona Sur, quienes acudieron una vivienda de la manzana 3, tras recabar datos que daban cuenta de que en el lugar había una gran concentración de menores de edad, consumiendo bebidas alcohólicas.
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Cuando el personal actuante constó la falta, incautaron diferentes tipos de bebidas con base alcohólica.
A la vez, se procedió al desalojo de un total de 57 menores que habían acudido a la fiesta clandestina, siendo estos entregados bajo la custodia de sus padres o tutores, para preservar su integridad física.
Mientras tanto, para clausurar la fiesta, se trató de identificar a un adulto responsable y sólo se habría logrado conseguir el nombre de una mujer quien dijo ser la propietaria de la vivienda.
A la misma se le informó del procedimiento, al tiempo que personal de Calidad de Vida de la Municipalidad labró un acta de infracción por la falta cometida.
En ese sentido, se recordó que la División de Prevención contra el Alcoholismo realiza constantes recorridos por las diferentes jurisdicciones departamentales de la Capital, La Banda e interior, a fin de detectar concentraciones de personas sin autorización, especialmente de menores de edad.
Se destacó que, de constatarse la falta, se procede en consecuencia para evitar que los adolescentes sean víctimas del descontrol promovido por el alcohol y de la conducta desaprensiva de los organizadores de las fiestas clandestinas, que sólo ven en ellas un fin económico, en algunos casos, o incidental y social, en otros, sin regulación alguna.