Música, comida y fiesta: así son las alumbradas en Ojo de Agua
Te contamos la particular forma de honrar a los fieles difuntos de los habitantes de la Villa, una tradición única en la Argentina.
Villa Ojo de Agua es una localidad de Santiago del Estero, que se encuentra al sur de la provincia. Se caracteriza por su serranía e historia ,cultura, creencias religiosas, tierra de artesanos.
Entre sus características lo que sobresale es la "fiesta de los muertos", una forma de honrar a los fieles difuntos mezclando el dolor de perder a un ser querido con todo lo colorido de la diversión.
Mientras que en otros lugares la gente acostumbra a ir al cementerio sólo a alumbrar a sus seres queridos, en Villa Ojo de Agua el ritual se extiende, ya que el 1 y 2 de noviembre se convierte en encuentros de familias, amigos y se comparte con música y una rica comida.
Los memoriosos recuerdan que los primeros impulsores de esta "movida cultural" en Villa Ojo de Agua fueron Bernarda de Peralta y Pedro Sarria, quienes pusieron los primeros kioscos alrededor del cementerio.
Consultados algunos vecinos como la Nona Chicha de Moreno, cuenta que "la gente vive desde hace muchísimos años esta celebración como una fiesta. Más allá del respeto que tenemos por nuestros seres queridos lo hacemos con alegría y disfrutamos el poder estar alumbrando y acompañándolos desde el lugar que nos toque".
La "movida" es así: durante la tarde noche del 1 de noviembre concurren a venerar y rendir culto a los difuntos en constante peregrinación de gente y a altas horas de la madrugada se dirigen al cementerio municipal donde encienden velas y realizan ofrendas florales. Las familias se congregan y participan de este rito particular y pasan gran parte de la noche a lado de los sepulcros , nichos, panteones, acompañando y venerando a los difuntos.
Esta particular expresión de un pueblo que conserva esta tradición es única en la República Argentina. Se arman quinchos, carpas y lugares donde la gente puede degustar pollos, empanadas, carnes asadas, lechones y cabritos, que le da un gran colorido al sector gastronómico que generalmente se ve desbordado y con listas de espera.
Entre los relatos de los vecinos, nombran a una "rezadora" que era del campo y era muy requerida para la fecha. Andaba de sepulcro en sepulcro y estaba muy bien pagada. También había "lloronas", muy solicitadas, al igual que las que sabían orar.
Actualmente esta tradición continúa y cada vez se hace más concurrida. Tal es así que hoy fue una jornada de preparativos, alrededor del cementerio de Ojo de Agua.