"El padre comía asado y sus hijos, hambrientos, debían cortarle la carne"
En la casa había muchos niños para alimentar, pero una tarde llegó una asistente social y quedó azorada.
"El padre comía asado y tomaba vino. Y uno de los chiquitos debía cortarle la carne. Estaba en silla de ruedas, pero los brazos le funcionaban perfectamente bien", indicó.
El almuerzo del sujeto desnudaba su "filosofía". Él primero y los hijos, hambrientos, esperando por alguna sobra.
La ecuación no fue una reacción antojadiza, sino reconocida por uno de los cuñados del sujeto inválido.
La asistente social encomendó la dimensión total de la historia a las declaraciones de los niños.
Sostiene que en la casa los chicos no dijeron nada, por regla imperativa adulta.
Pero confía en que ante un psicólogo y la fiscal, la "casa del horror" adquirirá una dimensión horrenda, con detalles crudos e irrebatibles.