Indican que los cultivos de cobertura son una herramienta clave para evitar la erosión hídrica
Un informe realizado por el Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria
(Inta) indicó que “Santiago
del Estero es una de las provincias
con mayores tasas históricas
de deforestación, el 42 % de la superficie
registra condiciones de salinidad
y el 59 % tiene susceptibilidad
a erosión hídrica y eólica. Por
esto, en el Este provincial el agua
almacenada en el suelo es un aspecto
clave para asegurar la producción
cuando las precipitaciones
son escasas”.
En la localidad santiagueña de
Sacháyoj –ubicada en el noreste
de la provincia– “predominan los
sistemas agrícolas de siembra directa
en grandes unidades de manejo,
cultivos extensivos y escasa
rotación. Aun así, el rendimiento
promedio de soja en las últimas
seis campañas fue de 2.600 kilos
por hectárea; mientras que el maíz
alcanzó los 5.800 kilogramos por
hectárea”.
Para mejorar la estructura del
suelo y los rindes de los principales
cultivos agrícolas, indicaron
que técnicos del Inta trabajan en la
construcción de mapas de suelos,
realizan ensayos de fertilización y
evalúan la incorporación de tecnologías
que ayuden a prevenir y controlar
la erosión hídrica.
En este sentido, los cultivos
de cobertura son una herramienta
clave debido a que mejoran el almacenamiento
de las precipitaciones,
favorecen la infiltración y reducen
las pérdidas por escorrentía.
“Conocemos los beneficios
que aportan los cultivos de cobertura,
pero debemos tener en cuenta
cuál es su consumo de agua para
evitar que se transformen en
una competencia con cultivos de
importancia económica”, afirmó
Clara Berton, especialista en Ecofisiología
vegetal del INTA Quimilí,
y añadió: “Para evitarlo, periódicamente
analizamos parámetros
de suelo y cultivo con la finalidad de
contribuir al mantenimiento, conservación
y recuperación del recurso”.
Aptitud
La información sobre el tipo y la
aptitud del suelo es fundamental para
la toma de decisiones. Por esto,
la construcción de mapas de suelos
es una herramienta indispensable
en la planificación agropecuaria.
“Conocer y monitorear los procesos
de degradación física permitirá
aplicar las prácticas adecuadas
para mejorar la estructura del suelo
y su productividad”, señaló Amanda
Vizgarra, investigadora en Recursos
Naturales y Suelo de la Experimental
Quimilí.
Los avances en los estudios sobre
fertilización de cultivos anuales
y la incorporación de cultivos de cobertura
serán presentados en la jornada
“Nuestros suelos: potencialidades
y desafíos futuros. Pautas de
manejo” que se realizará el 13 de julio
en el establecimiento “El Toba”.
“Uno de los objetivos de la jornada
es fortalecer la relación entre
los productores y los técnicos
del Inta de la zona”, indicó Vizgarra,
quien manifestó que aprovecharán
este espacio de intercambio
para brindar prácticas de manejo
que ayuden a controlar la erosión
hídrica.
“Luego de cada evento de lluvia
es posible observar en los campos
que el agua que no infiltra, se encauza
en los caminos y produce erosión
y, en casos severos, hasta genera
cárcavas que con el paso del tiempo
afecta a los lotes productivos”, aseguró
Vizgarra.
Pero el problema de la erosión
no es solo por las pendientes que
tienen los suelos, sino por las lluvias:
la cantidad de agua caída por minuto
y la frecuencia marcan la diferencia
y pueden hacer que el problema
cambie de categoría –leve, moderado
o severo–.l