PRINCIPALES SÍNTOMAS

Cuáles son las señales más frecuentes

Cada persona se ve afectada de manera diferente, y hay grupos más vulnerables a los efectos de este gas, como los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, o las personas con problemas de corazón o circulatorios. Los primeros órganos afectados son, lógicamente, aquellos que consumen más oxígeno: el corazón y el cerebro.

Algunos de los signos que harán sospechar de que se está sufriendo una intoxicación por monóxido de carbono son: cefaleas, siendo común el sentir las palpitaciones en las sienes; náuseas y vómitos; olor extraño en el aliento; debilidad e incluso parálisis de los miembros inferiores; somnolencia; pérdida de visión y audición; dificultad al respirar, como si faltase el aliento. En las últimas fases de la intoxicación, cuando la concentración supera el 50%, la persona que lo ha inhalado pierde reflejos y conciencia y puede tener convulsiones.

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