La emoción de los peregrinos lo dice todo: la misión se cumplirá hoy
La peregrinación deja huellas en cada uno de los promesantes. Sin embargo todos cumplirán un nuevo objetivo: la llegada al altar del Señor de los Milagros se producirá a primeras horas de la mañana.
Duelen los pies. Las piernas comienzan a pasar factura. El cuerpo empieza a sentir el cansancio de la incesante caminata que lleva ya cinco días.
Pero los promesantes, más fuertes que nunca enarbolan la bandera de la fe, la esperanza y la devoción por el Señor de los Milagros, y así transitan ya los últimos kilómetros que los separan para el encuentro con Mailín.
El destino está cerca, apenas a unos kilómetros, que los recorrerán hoy a partir de las 6.30 de la mañana, porque la intención es llegar a las 9.30 al altar. Ayer, el tiempo los acompañó.
Tal vez Dios obró para dar respiro a los peregrinos, y la lluvia cesó. Salió el sol y eso les permitió caminar con más alivio estos últimos kilómetros.
Ahora, el pronóstico extendido da cuenta de que el sol los acompañará hasta su regreso. En la mañana del viernes partieron desde Garza a las 7.30. El próximo destino final de la jornada estaría a unos 31 kilómetros: Lugones.
Esta vez, con mayor entusiasmo caminaron unos 20 kilómetros hasta el mediodía, casi sin parar. El lugar se llama La Cañadita. Llegaron al acampe en el que los servidores los esperaban esta vez con un delicioso menú: bifes con fideos al pesto. Algunos aprovecharon la parada para reponerse del cansancio propio de la caminata.
"Hay un cansancio generalizado. Kilómetro tras kilómetro se intensifica, pero lo bueno de esta peregrinación es que nadie se quedó en el camino. Nuestra fe y nuestras ganas de encontrarnos con el Señor de Mailín son mucho más grandes que cualquier cansancio. Además, cuanto más cerca, más crece la emoción", contó Rubén, integrante de la peregrinación sobre las sensaciones del caminar.
Al costado de la mesa, mientras algunos almorzaban, otros se disponían a recibir masajes y curaciones en los pies lastimados. Pero ya asomaba la penúltima parada antes de llegar a la Villa. Tras la parada reparadora, la delegación comenzó nuevamente el peregrinar. "Cuando el cansancio se hace notar, siempre recurrimos a las oraciones.
Así que en el trayecto elevamos cánticos a Nuestro Mailín", contó. Alrededor de las 17.30 llegaron al destino del día. En Lugones los esperaban los servidores en la Capilla Nuestra Señora de La Merced.
Apenas se instalaron, las tazas de café y matecocido comenzaron a circular para cada uno de los promesantes. Más tarde, tras la cena, y luego de la reflexión diaria, se acostaron a dormir, para preparar el cuerpo para los últimos kilómetros que restan peregrinar. La misión está por cumplirse, un año más.
La fe comienza a renovarse y ansiosos, los peregrinos aguardan el nuevo encuentro, cara a cara con el Señor de los Milagros de Mailín.