"Desde que le pedí al Señor de Mailín que me ayudara, nunca les faltó qué comer a mis hijos"

Al final de cada jornada, poco antes de la cena y el posterior descanso, todos los miembros del grupo se reúnen para rezar o realizar la celebración de la palabra, y para escuchar el testimonio de alguno de sus integrantes.

Ésta es una actividad abierta a toda la comunidad en la que les toca parar.

El miércoles por la noche, en el acampe de Taboada, Patricia Coronel se paró con el grupo a su alrededor y brindó un emotivo testimonio, con el que fundamentó el sacrificio que realiza en honor del Señor de los Milagros de Mailín.

"Hubo momentos en los que no tenía un plato de comida para ponerle a mis hijos en la mesa. Pero desde que le pedí al Señor de Mailín que me ayudara, nunca me faltó qué darles de comer. No se cómo, porque tampoco tenía trabajo", comenzó su relato Patricia.

Agregó que siempre tuvo "una gran fe en él", y que sus hijos fueron creciendo, aún sin un padre presente.

"Ellos no han tenido papá, y ésa es una piedra muy grande para una mamá. He salido adelante gracias a Dios y a su Santa Madre. No he conseguido grandes trabajos, pero sí el suficiente como para darles de comer, vestirlos y darles un estudio. Ahora que mis hijos son grandes, me dedico a esto, al servicio y a ofrecer mi sacrificio en gratitud", amplió.

Patricia se confesó una mujer feliz, que vive con sus hijos, algunos de sus nietos y sus amigos.

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