Una fe que no sabe de limitaciones
El grupo "Amigos peregrinos" comienza su duro derrotero hacia el santuario del Cristo Hallado, llevando a cuestas sus peticiones y su gratitud. Llegarán el sábado.
En el corazón de cada uno de los integrantes del grupo "Amigos peregrinos" existe una razón muy fuerte para ofrendar al Señor de los Milagros de Mailín el sacrificio de caminar los 140 kilómetros que separan a nuestra ciudad de la villa en la que se encuentra su santuario. Allí, el domingo se celebrará la fiesta mayor en homenaje a la Cruz milagrosa, de la que se espera que participen cientos de miles de devotos de toda la Argentina, y países vecinos. Desde esta mañana, los 50 peregrinos, más los 20 voluntarios de apoyo, se encuentran en la ruta y tienen previsto cubrir los primeros 40 kilómetros para hacer noche en la ciudad de Forres. "Somos un grupo numeroso de devotos que caminamos desde hace siete años bajo esta denominación. Este año vamos con las mismas esperanzas, llevando nuestros pedidos y nuestros agradecimientos al Señor de los Milagros", dijo Rubén Moisés Umlandt, el líder del grupo. La hoja de ruta marca, además de Forres, a las ciudades de Taboada, Garza y Lugones como puntos de acampe, para llegar a Villa Mailín aproximadamente a las 9 del sábado. Experiencias Nancy, Noemí, Rubén, Williams y Cintia son integrantes del grupo, y en este nuevo desafío cada uno lleva sus sentimientos para dejarlos al pie de la Cruz milagrosa. "Voy darle gracias a Mailín por la fuerza que me da para ir un año más, y llevando mis plegarias para que ayude a mi hijo, que es víctima de adicciones. Vivo en el barrio Pacará y este problema no es sólo de él, por eso le voy a pedir también por todos sus amigos y por los chicos que en Santiago están pasando por este problema", comentó Nancy, con ojos vidriosos en los que se reflejaban su profunda preocupación, mientras asegura que no se va a cansar de hacer este sacrificio, "porque se trata de la salud y la vida de mi hijo". Este es el segundo año que Cintia camina para darle gracias al Señor de los Milagros. "Le pedí que ayudara a mi sobrinita que tenía problemas para hablar, desde entonces comenzó a mejorar y ahora hace una vida absolutamente normal", aseguró, y es tal su gratitud que se anima a bromear con el tema: "Mis padres me dijeron que ahora le pida que hable menos". Noemí es una de las voluntarias que trabaja en la cocina de los campamentos y es su servicio el que ofrenda. "Yo llegué a ir hasta con dos costillas rotas, y aunque no me sobra nada, voy a agradecer a Mailín por permitirme a mí y a mi familia vivir bien", dijo. Wi l l i ams t amb i é n es servidor, es el jefe de acampe, y también ofrenda ese servicio para agradecer "porque el Señor del Mailín me ha dado la salud, ya que yo sufría mucho de los pulmones, y ahora ando mucho mejor". Rubén, como líder se siente un privilegiado, ya que asegura que Mailín le indicó cuál era su camino para ser feliz. "Yo iba en la peregrinación que en el 2001 tuvo el accidente en el que murieron muchas personas. No entendía por qué yo me había salvado. Creo que fui un elegido para seguir guiando a la gente que quiere caminar hacia el santuario, aunque también llegué a cuestionarme si valía la pena", relató.