Coleoni: "Soy un tipo muy sensible y muy familiero"
El día después del ascenso, el "Sapo" habló de sus hijos, sus padres, su hermana y su nieta, a quienes más extraña por su profesión.
La imagen de Gustavo Coleoni abrazado a su hijo Franco sintetizó el ascenso de Central Córdoba. Para el entrenador, ese abrazo fue muy especial.
"Quería compartir con mi hijo los últimos diez minutos al lado mío en la cancha. No quería entrar él porque ya tenía tres veces que no se me pudo dar y yo le decía ‘vení, vení que esta vez sí’. Ya estaba un poquito emocionado de antes que terminara el partido, con lágrimas en los ojos con él. Yo quería que él estuviera dentro de la cancha conmigo mientras se terminaba el juego", le contó el "Sapo" a EL LIBERAL, en una entrevista donde mostró su costado más íntimo y se definió como un tipo "muy sensible y familiero".
"En este camino uno dejó muchas cosas, desde perderme fiestas de jardín de los chicos, fiestas de fin de año, entrega de diplomas, enfermedades. Esas cosas no las puedo digerir y, actualmente cuando me acuerdo, me hace mal", agrega y hace una pausa por el nudo que le atraviesa la garganta.
Entonces, toma aire y sigue: "Esas cosas son las que voy cargando en una cajita que son los sentimientos. Y cuando se logra algo, veo que el sacrificio no fue solo mío sino de un montón de gente, sobre todo la familia que aguantó este loco que anduvo detrás de los sueños hasta que se me dio".
Franco es el del abrazo el domingo pasado. El otro hijo de Gustavo es Emanuel. "Son los dos pies que tengo para caminar", los definió. Y los puso en un plano similar de importancia al de sus padres, su hermana y su nietita "Pipi", a quien definió como "el amor de mi vida".
"Yo me recrimino cuestiones aunque ellos me dicen que no. Pasa que tanto tiempo de estar uno solo, se va poniendo más sensible. Veo que transito la vida y me perdí cosas que ya no las recupero. Cuando ellos jugaban en inferiores, cualquier papá estaba frente al alambre mirando y yo tenía que preguntar cómo salieron. Esas son las cosas que me reclamo como padre, de no haber estado en esos momentos. Pero son problemas para mí, para ellos no. Ellos me dicen ‘acabala con eso porque si vos no hubieras hecho todo lo que hiciste, no hubiéramos estado orgullosos de vos, de saber que te ibas lejos para que nosotros estemos mejor’", profundizó sobre su rol de padre.
Y en el rol de hijo, se desvive por su mamá Juanita. "Ella es mi luz, es todo". El "Sapo" se quiebra, se le humedecen los ojos. Pero traga saliva y sigue: "Los hijos le dicen Maradona porque es irreemplazable. El hecho de que yo esté acá, también es porque me queda cerca. Al tener uno o dos días libres, agarro el auto y voy y la veo. Me prepara la comida y esas cosas que a ella le gusta".
"Soy muy sensible, muy familiero, muy amigo de mis amigos y muy de barrio. Esas cosas me marcan a mí", agregó
Coleoni se siente a gusta en Santiago. "Estoy feliz, contento de estar. Me ha ido muy mal y muy bien. Soy un tipo sencillo, simple, de no creerme nada cuando me toca ganar. Soy amigo del hombre que vende verduras en la esquina de mi casa y de un alto empresario. Pero yo a las personas no las mido por lo que tienen sino por lo que son", comentó.
Pero a su barrio, ampliación San Pablo, al sur de Córdoba capital, no lo cambia por nada. "Cuando voy a mi casa y abro el asador, prácticamente no se enfría nunca. Tengo montón de grupos de amigos donde me están esperando para comer asado. Soy un tipo muy querido por mucha gente y este ascenso todavía no puedo terminar de contestar los mensajes, tengo más de 900 en el celular", concluyó.