La elaboración de quesos y la proveeduría
La obsesión de los tiempos actuales de ponerle nombre a todo parece no afectar a los menonitas de Pampa de los Guanacos.
Cuando se le pregunta al tesorero Juan Klasen, cómo se llama la cooperativa menonita responde: “Cooperativa menonita”. La pregunta inoficiosa vuelve a demostrar su naturaleza, cuando el desconcertado periodista pregunta por el nombre de la colonia, a lo que el interlocutor afirma con lógica naturalidad: “Colonia menonita”. Punto y aparte.
Quesos
El proceso de fabricación de quesos ya está bastante industrializado en Pampa de los Guanacos, a pesar de que en sus orígenes fue más artesanal. Todo comienza cada día muy temprano cuando los colonos llevan la leche recién ordeñada a la cooperativa. Allí se la pasteuriza y procesa. Para cada día se toman en cuenta los pedidos de los clientes y se destinan los litros de leche a la elaboración de quesos común (tipo casero), condimentados (con ají, orégano, etc.), rojo, negro, muzzarela, tybo (la más reciente incorporación a sus variantes), crema o fundido.
Aún así, sus principales ingresos provienen de una pasta básica para la elaboración de muzzarella que les compran en grandes cantidades industriales de Buenos y Córdoba, principalmente.
Despensa
El almacén, también propiedad de la cooperativa, fue implementada para beneficio de los colonos, pero unos pocos pobladores de la ciudad también suelen comprarles cosas.
Lo que en realidad es un almacén de ramos generales es frecuentado casi exclusivamente por los hombres de esta comunidad. “Las mujeres son para la casa”, explica Juan Klasen sobre esta observación, y complementa: “En nuestra tradición los hombres se ocupan de todo”, dejando claramente expresado lo poco que suele verse habitualmente de estas parejas cuando venden sus quesos en la ciudad: las mujeres no hablan con los extraños, sólo sus esposos, quienes se ocupan de todo tal como lo vienen haciendo desde hace cinco siglos.