Llanto y respeto hacia los soldados argentinos en Darwin
Unos 214 familiares de 90 soldados muertos en la guerra de Malvinas, vivieron una emotiva ceremonia en las tumbas de sus seres queridos que pudieron ser identificados el año pasado.
Madres y padres, hijos, hermanos y sobrinos pudieron hoy por primera vez abrazar, llorar, rezar o simplemente permanecer en silencio ante la tumba de su ser querido con las placas de granito negro que llevan su nombre y apellido, y que reemplazaron a las que tenían la leyenda "Soldado argentino solo conocido por Dios".
"Ahora sé donde está. El corazón me latía a mil, me voy con la satisfacción de haber conversado con él. Fue un encuentro lleno de amor y paz", expresó Dalal Massad, apenas terminado el homenaje, la mamá de Marcelo Daniel Massad, un soldado que murió durante la batalla de Monte Longdon.
De la ceremonia religiosa y militar -milimétricamente planificada en conjunto con el gobierno británico y de las Islas- participaron también el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj; la titular de la Comisión de Familiares de caídos, María Fernando Araujo; el militar inglés Geoffrey Cardoso -quien en el 82 diseñó el cementerio y enterró a los soldados argentinos- y el ex combatiente Julio Aro, uno de los impulsores de la iniciativa de las identificaciones de los cuerpos.
Cardoso, Aro y Avruj recorrieron una a una las tumbas, conteniendo a los familiares y abrazando sobre todo a las madres ancianas, algunas de las cuales llegaron con sus bastones y andadores y debieron sentarse en sillas colocadas especialmente frente a las tumbas de sus hijos.
"Ahora mis chicos descansan en paz. Ya no son huérfanos, ahora están en sus hogares, que son los corazones de sus padres y hermanos", afirmó Cardoso luego de la ceremonia, visiblemente emocionado después de haber abrazado y contenido uno por uno a a los familiares.
La jornada había comenzado muy temprano, en la madrugada de este lunes, cuando tres aviones partieron entre las 3:30 y las 4:30 del aeropuerto de Ezeiza para realizar un vuelo de 2 horas 40 minutos directo a la base militar de Mount Pleasant, donde se encuentra el aeropuerto de las islas.
Tras los trámites migratorios -que incluyeron el sellado del pasaporte- el contingente de 248 argentinos recorrió en micros los 37 kilómetros hasta el cementerio de Darwin, ubicado en un paraje ventoso y desolado todo el año, que fue acondicionado en los últimos días para recibir a la delegación de familiares; muchos de ellos de edad avanzada.
"Hijo, te encontré", "Ahora sé que estás acá" eran algunas de las frases que se escuchaban de las madres que ingresaron a partir de las 8 al cementerio con llantos desconsolados
Carpas y cerramientos con vallados, asientos, baños químicos y lugares reparados del viento para poder servirse una bebida caliente fueron dispuestos en el ingreso del cementerio, donde yacen unos 246 muertos en la guerra, 121 de los cuales permanecían sin identificar desde 1982.
Gracias a un acuerdo político alcanzado entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido, el Comité Internacional de la Cruz Roja realizó el año pasado, en conjunto con el Equipo Argentino de Antropología Forense, un trabajo de exhumación de las tumbas no identificadas y se recolectaron restos que fueron comparados con las muestras de ADN aportadas por 107 familias. Se lograron identificar un total de 90 cuerpos.
La ceremonia religiosa estuvo a cargo del obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Enrique Eguía Seguí, quien rezó en la ceremonia por todos los que perdieron la vida en la guerra de Malvinas "por los 649 militares argentinos, los 255 británicos y los 3 isleños" y pidió "ser constructores de la paz entre los pueblos y trabajar por una cultura del encuentro, sin divisiones, odios ni guerras".
Debido al alto contenido emocional del viaje humanitario y de la edad avanzada de muchos de ellos, los familiares -que llegados de distintas provincias se congregaron durante el fin de semana en un hotel del centro porteño- estuvieron permanentemente asistidos por médicos y psicólogos que formaban parte de la comitiva.
Otro momento emotivo del acto se produjo cuando ingresó la guardia de honor, compuesta por seis efectivos y un comandante, así como dos gaiteros -con sus vestimentas alusivas- que entraron al cementerio marchando y ejecutaron melodías y marchas como el "Lamento".
Apenas terminado el acto en el cementerio, los familiares tuvieron unos minutos más para volver a recorrerlo y despedirse de sus seres queridos -muchos conscientes de que será la única oportunidad que tendrán en sus vidas de estar en ese lugar- y luego todo el contingente volvió a la base militar para regresar esta misma tarde a Buenos Aires.
"Por los chicos. Viva la Patria, Un aplauso a Cardoso", expresaron en el momento de la foto grupal final a los pies de la gran cruz blanca del cementerio.