Ricardo Auad: "Que me digan dónde está el cuerpo de mi padre"
Su hijo, querellante en los juicios Megacausa 1 y 3, confesó que es una herida que no cicatriza.
Uno de los casos emblemáticos de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Santiago del Estero durante los años 70, fue el secuestro y desaparición del abogado Abdala Auad. Mañana se cumplen 41 años de este episodio que marcó a su familia, que logró hacer juzgar a varios responsables. Sin embargo, persiste el dolor de la incertidumbre de no saber dónde están los restos del abogado para poder darle cristiana sepultura y poder visitar su tumba.
"Ese 18 de marzo de 1977 fue un día fatídico, terminaba de desayunar con él, quedamos en que íbamos a tener una charla esa tarde", recordó de ese día Ricardo Abdala Auad, abogado como su padre, sobre la última vez que estuvo con su progenitor. Fue el mismo día en que secuestraron a Abdala Auad.
En una entrevista con Noticiero 7, confesó que pese a condenar a perpetua a varios responsables, "a los autores mediatos", queda pendientes los autores materiales e intelectuales. También sostuvo que su crimen tuvo connotación económica, pero que fue disfrazado de político ya que se usó mano de obra de los grupos de tareas locales.
Como se recordará, por el secuestro, torturas y homicidio calificado de Auad, fue condenado en el juicio Megacausa 1, Musa Azar Curi (cuatro condenas a prisión perpetua, tres por delitos de lesa humanidad y una por crímenes en democracia), exjefe de los grupos de tareas locales que funcionaban en el Departamento de Informaciones Policiales (DIP o Side). También fueron juzgados y condenados en la Megacausa 1 por este crimen los expolicías Francisco Laitán, Musa Azar Curi y Tomás Garbi.
En tanto, en el juico Megacausa 3, que se celebró el año pasado, fueron condenados por este mismo caso, el exmilitar Ramón Warfi Herrera (le dieron perpetua) y el expolicía Roberto Díaz Cura (16 años).
"Cada 18 de marzo, es muy doloroso para mí. Son muchos recuerdos, cada vez me afecta más. Pensaba que con el último juicio quizás iba a cerrar la herida, pero sigue el dolor por dentro", confesó Ricardo Auad.
Dijo que aunque siente cierta satisfacción porque se juzgaron a algunos responsables, "quisiera tener el cuerpo. Pensé que alguno iba a romper el silencio, que iban a tener un poco de cargo de conciencia y que me digan dónde está el cuerpo de mi padre, para darle cristiana sepultura. Para poder ir los domingos a rezarle a su tumba y hablarle, pero no puedo", expresó.