La mujer elegida por Trump para la CIA, vinculada en torturas
Desde la privación del sueño, pasando por encierros en ataúdes y el ahogamiento, el extenso historial de Gina Haspel, la nueva líder de una de las agencias más importantes del mundo.
Gina Cheri Haspel, la primera mujer en encabezar la Agencia Central de Inteligencia (CIA), es una espía de carrera que estuvo destinada en varios países del mundo desde 1985 y a quien se involucró en un controvertido programa de interrogatorios a los sospechosos de extremismo.
Apenas 40 días antes de su nombramiento, el 3 de febrero pasado, Haspel había batido otro récord, cuando fue nombrada por el presidente, Donald Trump como la segunda de la CIA, un puesto para el que, a diferencia del actual, no necesitó la confirmación del Congreso.
"Estoy agradecida al presidente Trump por la oportunidad y por la confianza que ha depositado en mí al ser nombrada la próxima directora de la Agencia Central de Inteligencia", señaló Haspel en un comunicado divulgado por la Casa Blanca y difundido por la Agencia EFE.
Y agregó que, como directora de la CIA, espera "poder brindar al presidente el excelente apoyo de inteligencia al que se ha acostumbrado durante su primer año de mandato".
El extenso historial de Haspel, de 61 años, la llevó a ocupar la jefatura de Estación en varios países hasta que en 2013 fue nombrada jefa interina del Servicio Clandestino Nacional de la CIA.
Sin embargo, fue reemplazada pocos días después, cuando se reveló su intervención en interrogatorios en los que se emplearon métodos de tortura para hacer confesar a los sospechosos de extremismo.
Entre 2003 y 2005, Haspel era una oficial senior que supervisaba un programa secreto de la CIA, en el que se obtenían confesiones a través de métodos como la privación del sueño a los interrogados, apretarlos en ataúdes y someterlos a técnicas de ahogamiento, conocidas como "submarino".
Antes de eso, en 2002, Haspel estuvo entre los oficiales que interrogaron a Abu Zubaydah, un miembro de Al Qaeda que actualmente está preso en Guantánamo y que fue torturado hasta el punto de que lo creyeron muerto, según el semanario estadounidense The New Yorker.
De acuerdo con el informe de ese interrogatorio, los doctores tuvieron que revivirlo. Durante su confinamiento, Zubaydah perdió la vista en su ojo izquierdo.
El video de ese interrogatorio fue destruido en 2005, junto con otras imágenes, entre ellas la de otro miembro de Al Qaeda, Abd al Rahim al Nashiri, en cuya tortura estuvo presente Haspel, cuando era jefa de gabinete del Centro de Contraterrorismo de CIA.
Según el alto funcionario de Human Right Watch (HRW) John Stifon, la orden de destruir las cintas fue de Hapsel y de su jefe, el director del centro, José Rodríguez.
Stifon también dijo que Haspel estaba íntimamente involucrada en un programa secreto de la CIA conocido como RDI (entrega, detención e interrogatorio).
A través de ese programa, ilegal, no sólo se interrogaba a los sospechosos sino que además se los secuestraba en diferentes lugares del mundo y, en algunos casos, se los entregaba a terceros países para que los torturaran.
Durante la campaña electoral, Trump dijo en repetidas ocasiones que creía que la tortura como método de interrogatorio funcionaba.
"He estado hablando con la gente en los niveles más altos de inteligencia y les he planteado la pregunta: ¿funciona de verdad la tortura? Y la respuesta fue: Sí, absolutamente", dijo Trump y defendió la técnica del submarino, prohibida en Estados Unidos.