Umbandismo y supuestos celos enfermizos, ejes del juicio por el crimen de "Luisito" Toloza
La Fiscalía va por la perpetua. La defensa, por el "simple" o bien un "encubrimiento" potencial. Los acusados dirán su última palabra esta semana.
Casi cuatro años después del horror, los dos ex amigos Alan Fernández Oro y Jesús Cortez cruzan los dedos, a horas de que un tribunal deje caer el martillo por el brutal asesinato de Luisito Toloza.
La tragedia estalló el 4 de abril del 2014 en el barrio Mariano Moreno. "Coautores de homicidio calificado por alevosía", son los cargos atribuidos a los dos jóvenes, enfrentados por las secuelas de esa noche en que engañaron a Luis con el pretexto de conducirlo a un ritual umbanda.
"Luisito" fue hallado muerto el 5 de abril con el cráneo hundido y heridas de cuchillo, en calle Oliverio Paladini y Pasaje 444. Le habían destrozado la cabeza con un adoquín.
Vidas con grises
A lo largo del juicio, los testigos señalaron que caracterizaba a los dos acusados excesiva libertad, al borde de orfandad.
Tanto se habían "alejado" de sus familias, que fueron acogidos por una trans, quien les proveyó comida y una cama.
Por el lado de "Luisito", sus días no diferían mucho de Fernández Oro y Cortez.
Habituaba ausentarse de su casa por largas semanas, sin que nadie se interiorizara si comía, o bien necesitaba algo.
Así, llegó a su vida Gabriela Franco, novia de Fernández Oro y al parecer también muy "amiga" de un hermano suyo.
Celos y "demonios"
En días, Luisito se convirtió en catalizador de celos y "demonios" no contenidos por Fernández Oro, al punto tal de ser los socavadores de su tumba.
Con abundantes verdades a medias, los testigos deslizaron que Luisito era "niñero" de Gabriela Franco, pero Fernández Oro le atribuía un "amorío".
Rarezas del caso, sólo Luisito sensibilizaba el orgullo de Fernández Oro; no así su hermano que frecuentaba la casa de Franco sin obstáculo alguno.
En ese punto, una corriente investigativa sostiene que no fueron celos, sino delirios de grandeza los que agrietaron la amistad de Fernández Oro y Luisito.
La misma teoría amplía que el sujeto habría encontrado el pretexto perfecto para liberar sus demonios y egresar, en la noche, como homicida del amigo.
Hora de la verdad
Sin puestas en escena emergentes, esta semana los dos personajes serán conducidos a tribunales.
El tribunal los escuchará por última vez y pasará a deliberar. El fiscal Julio Carmelo Vidal ya pidió para ambos prisión perpetua.
La defensa oficial de Fernandez Oro, Elba Mendoza, se jugó por una condena leve por "homicidio simple". La de Cortez, absolución por "homicidio", pero reconoció que estuvo en el lugar del crimen.