Vivir de la tierra, como lo enseñaron los antepasados
Don Juan Villavicencio, "Villa", (75 años) nació en Manogasta y es uno de los pobladores más respetados en esta comarca. Desde que se retiró de la función política como comisionado municipal de Árraga -allá por los años ochenta-, se dedicó a la siembra de la alfalfa junto sus hijos y una de sus nueras, "el cultivo al que más se dedican" los pequeños productores de la zona, según confiesa. Aunque en la década del 70 el fuerte productivo fue el algodón, mira con cierta nostalgia hacia atrás aquella época de bonanzas cuando La Unión de Cooperativas Agrícolas Algodoneras (Ucal), acopiaba el algodón de Manogasta para luego procesarlo en la ex Fandet de la capital santiagueña.
Después llegaron otros emprendimientos, pulularon los trabajadores golondrinas y los negocios familiares se convirtieron en el sustento para muchos pobladores.
Pero volviendo mucho más en el tiempo, recordaría que antes de aquel esplendor productivo, Manogasta "era un pueblo indígena antiquísimo, ellos también producían la tierra y fueron los primeros que habitaron esta zona", reconoce.