Síndrome de Down: superando barreras a fuerza de bombones
"Chody" apeló a la dulzura para pelearle a la adversidad, recibirse de maestro pastelero, y tener su propio emprendimiento.
Rodrigo Villagra, más conocido como “Chody”, le dio lucha a las adversidades a lo largo de su vida, aunque lo que para muchos representaría una dificultad para él es un motor: el Síndrome de Down.
Tiene 22 años y vive con sus padres, Eduardo y Liliana. Es amante de los deportes y cinturón verde en artes marciales. En sus ratos libres le gusta jugar a la Play y va a clases de teatro.
“Chody” estudió en el colegio Aconquija, donde era muy buen alumno, y al terminar sus estudios, ingresó en la escuela gastronómica Patagonia. Su camino fue pedregoso debido a su condición especial, pero no lo amedrentó.
Por las mañanas trabaja en un depósito de autopartes de Yerba Buena, al que le encanta ir porque ahí están sus amigos. Su madre comenta: “cuando falta, me llaman los jefes y me preguntan: ¿qué pasa que ‘Rodri’ no vino?’ Ellos me piden que no falte más, porque si no se sienten todos bajoneados en el trabajo. Él lleva la alegría”.
“¿Quién le va a comprar bombones a un chico con Síndrome de Down?”, le preguntó una conocida a su madre alguna vez. Hoy, ya hace más de un año que creó junto con su madre “ChodyBom”, su propio negocio de bombones.
“¿Qué tienen de distinto tus chocolates del resto?”, se le preguntó a "Chody". “Mucho amor, de acá”, respondió señalándose el corazón. Rodrigo confiesa que prepara sus bombones con tanta dedicación porque sabe que sus clientes los compran para entregárselos a alguien especial. “Mis bombones son amor”, define.
La historia de Rodrigo tomó alcance nacional y ahora ocupa sus tardes dando entrevistas a distintos medios. Además, su madre le creó fan pages para que todos los que deseen probar sus chocolates puedan contactarse con él.