También había detectado un submarino nuclear británico en una misión anterior

En el marco de la investigación por la desaparición del sumergible argentino, el 9 de julio de 2017, a las 19.48, el ARA San Juan "detectó por audio el rumor sonar de un posible submarino nuclear".

Por ese motivo, la tripulación que había zarpado de la Base Naval de Mar del Plata el 1º de julio, a las 15, recibió la orden de "disminuir los ruidos al máximo" y proceder "a grabarlo".

Los tres sonaristas con los que contaba el buque argentino en esa misión -la anterior a la del trágico desenlace con la desaparición de 44 tripulantes y la embarcación- "coincidieron en la clasificación" del submarino, es decir que se trataba de un navío "nuclear".

Los registros sonoros de los ruidos del submarino que los acechaba tuvieron una duración de "10, 6 y 2 minutos" y fueron enviados a la Armada Argentina. El dato hasta ahora se había mantenido en secreto.

No fue el único ocultamiento que realizó la fuerza durante las horas de crisis que precedieron a la desaparición del ARA San Juan. A través de un "mensaje naval" con el sello de "SECRETO", y fechado el 10 de noviembre de 2016, es decir un año y cinco días antes de su desaparición, el ARA San Juan había sido "limitado" en su "profundidad operativa" a "100 metros", ya que a una mayor profundidad "no permite garantizar su estanqueidad".

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