Cortez y Fernández Oro amagan romper el silencio y revelar por qué ejecutaron a Luisito Toloza en 2014
Jesús Alberto Cortez y Alan Jesús Fernández Oro planificarían declarar antes de los alegatos por el asesinato de Luisito Toloza, intentando así impermeabilizarse de sendas condenas que oscilarían entre perpetua, o una por homicidio simple.
Es el temido futuro inmediato que avizoran los aliados umbadistas, a quienes la Fiscalía les caerá con todo en castigo por ¿ejecutar? al joven, la noche del 4 de abril del 2014 en un monte de calle Oliverio Paladini y pasaje 444, Bº Mariano Moreno.
Desde noviembre del 2017 que los personajes se aferran a una infranqueable veda verbal, alentando la fantasía de que el tribunal jamás llegue a la verdad.
Mal que les pese, ésta de a poco fue moldeándose en boca de los contados testigos que desgranaron la historia: Luisito habría sido asesinado, tras meses de ser usado por Alan e involuntariamente varado en una alocada triangulación pasional con Gabriela Franco.
Sin embargo, lo que el tribunal aún no logra clarificar es si Luisito pagó su vida por los celos, o bien debido al delirio umbandista de Alan, cuyo liderazgo también tiende a arrastrar cada vez más a Cortez hacia un precipicio legal.
A lo largo de las audiencias, varios testigos manifestaron que el umbadismo en la mente de Alan fue en crecimiento y que Luisito era utilizado como su secretario, exactamente la misma función asignada a Cortez.
El juicio se reanudará en poco más de una semana. Para entonces, los detenidos tendrán que decidirse si revelan su "verdad", o bien se encomiendan al "azar" del tribunal.