"Hoy te voy a trozar y te voy a meter en una bolsa", bramó en el ultimátum para su ex esposa
Sacaba de la cama al hijo discapacitado de la mujer y lo ahogaba en un tacho. A ella la apaleaba con armas que ideó en prisión.
La Justicia detuvo a un ex presidiario, acusado de ultrajar sexualmente a su ex pareja frente al hijo postrado, y someterlos a salvajes vejámenes.
Según el proceso que timonea el fiscal Ricardo Lissi, el sujeto sería Adolfo Suárez, imputado por "lesiones agravadas por el vínculo, abuso sexual con acceso carnal y amenazas".
Suárez quedó libre en marzo, al ser beneficiado con la libertad condicional en una causa por homicidio y en la que había sido condenado a 15 años.
Suárez fue a la casa de Jiménez, ex esposa, y la obligó a recibirlo. Ella tiene un hijo adolescente postrado.
Desde entonces, Suárez jamás aceptó que Jiménez haya reiniciado su vida afectiva.
Empezó a violarla frente al joven. "Por hdp te voy a hacer esto", le gritaba, sin que los vecinos del Bº La Palúdica jamás sospechasen el calvario de la mujer.
Humillación sin fin
Jiménez debió resignarse a una pesadilla, distante de las dos hijas que tuvo con Suárez.
Tanto acentuó la tortura que el expresidiario se descuidó.
Una tarde violó a Jiménez y llegó de visita una de las hijas.
Vio golpeada y vejada a su madre. Sin dudarlo, fue a la policía y denunció a su padre.
Asumido delatado, Suárez amenazó a Jiménez: "Hoy te voy a trozar y meter en una bolsa".
Al día siguiente, el fiscal Lissi ordenó la detención del ex reo y le abrió un nuevo proceso.
A la vez, Lissi habría requerido al juez de Ejecución Penal, Rubén Seiler, que le revocara la libertad condicional a Suárez y ordenara urgente su detención.
Acto II
Hoy, Suárez ya está preso por decisión de Lissi y enfrenta las consecuencias de sus actos.
Declararon su ex mujer e hijas; también, vecinos, quienes desgranaron lo poco que escuchaban de la triste historia.
Del extenso relato de Jiménez se desprende el desasosiego y orgullo doblegado.
"Me violaba e insultaba. Sacaba a mi hijo de la cama y lo ahogaba en un tacho. Pobrecito, solo porque no era su hijo. Encima, le decía m... de m...", lamentó la víctima hasta las lágrimas, se supo.
Suárez está tras las rejas y los psicólogos revelaron que no siente culpa y que lo invade un profundo odio y desprecio.