Familiares de David Melián pasaron de la ilusión a la angustia
"Nos dio una alegría enorme cuando escuchamos que habían identificado estos intentos de comunicación, pero hoy fue un día duro desde que dijeron que no podían confirmar si eran del submarino", dijo Julia, tía de David Melián.
Familiares de los tripulantes del ARA San Juan se acercaron ayer durante toda la jornada a la Base Naval de Mar del Plata en busca de novedades, en el cuarto día sin contacto con el submarino, y aunque mantienen la esperanza admitieron que la falta de confirmación sobre el origen de las llamadas satelitales les causa cierta desazón.
"Anoche nos dio una alegría enorme cuando escuchamos que habían identificado estos intentos de comunicación, pero hoy fue un día duro desde que dijeron que no podían confirmar si eran del submarino", dijo a Télam Julia Melián, tía del cabo primero David Adolfo Melián, uno de los 44 tripulantes de la embarcación, y oriundo de El Bobadal, Santiago del Estero.
La mujer llegó por la tarde al predio de la Base Naval para sumarse a los familiares y allegados de los submarinistas, que aguardan unidos en el edificio de Oficiales cualquier nueva información aportada por la Armada.
‘Yo estaba en Necochea, donde vivo, pero mi hijo está en la Base desde ayer (el sábado) y me vine a estar con él y la madre de David está viajando desde Santiago del Estero’, señaló.
María Victoria Morales, madre del cabo principal Luis Esteban García, dijo a esta agencia que la noticia sobre las siete comunicaciones sobre las que informó anoche el Ministerio de Defensa ilusionaron a toda la familia.
‘Nos abrazamos como unos tontos cuando nos avisaron, pero después supimos que no había nada confirmado y nos produjo una angustia enorme’, señaló, luego de que la Armada informara en sus partes de hoy que no podían precisar si los llamados habían sido emitidos desde el submarino.
Morales dijo que no mira televisión ni escucha radio: ‘Cualquier rumor o datito despierta una ilusión y uno se angustia constantemente’, explicó.
La mujer llegó desde Tucumán días antes de la partida del submarino para despedirse de su hijo, que reside en Mar del Plata.