ANÉCDOTAS DEL TAXI | Matías
Por Victor David Bukret
Porque lo llevé muchas veces. Porque en su familia eran clientes de la Empresa; porque tenía algo místico, algo que no llegué a comprender, me terminé encariñando con él.
Matías, tenía la integridad y la fortaleza de cualquier chico. Sagitariano, hincha de River, (yo sé que era de Central Córdoba), pero cuando estaba conmigo se hacía pasar por hincha de Mitre. Fanático de Rodrigo, "El Potro" y admirador de Gilda. Matías tenía de todo. Inteligencia, buena onda, y buena posición económica. Creo haberlo llevado por 6 años consecutivos, a su centro de rehabilitación. Matías no caminaba. Tenía 2 personas que se ocupaban de él. Profesionales de la salud. Marta, profesora de Educación Especial, y Rocío, una bella Kinesióloga. Lo de Matías era perfecto, salvo por la tardanza diaria para salir de la casa.
Porque al auto subía rápido, con cancha.
Yo de una maniobra aprendí a guardar su silla de ruedas en el baúl. Íbamos riendo, de todo. De los árboles con formas, de los perros, de los "normales", de los hinchas de Boca, (porque junto a él, también yo me hacía pasar por hincha de River)...
Hasta que un día, justo cuando cumplía sus 10 años de vida, me atreví a preguntarle por qué tardaba tanto:
-Sabes qué David, a mí me gusta mucho, pero muchísimo dormir.
-Pero a todos nos gusta Maty, pero ¿Por qué duermes tanto?
-Lo que pasa es que cuando duermo, sueño. Y cuando sueño, camino.