MENDOZA

El mensaje de un cura a otro que se enamoró de una mujer

Un presbítero abandonó el ministerio por el amor de una dama. Otro sacerdote le dio un contundente mensaje.

Un presbítero que era conocido por su labor social a favor de los pobres y adictos a las drogas, dejó su ministerio porque se enamoró de una mujer. Luego de esto, un sacerdote le dio un contundente mensaje:

No se dejan los hábitos (eso es una pavada de las películas y novelas de la tarde). No se cuelgan los hábitos, tampoco me gusta aquello de dejar el ministerio”, comienza el texto.

“Se abandonan, sí, abandonan, comunidades, personas, gente sencilla, humilde, pobre. Gente que cree en nosotros, gente que nos ha confiado su vida, su alma ¡Gente que tal vez somos lo único que tiene! Gente que veía y ve en el sacerdote algo más que un simple hombre. Alguien que le muestra el rostro de Dios (con nuestras propias limitaciones, que son muchas, y eso es para que se vea más claramente que el que actúa es Él)”, prosigue.

Así empieza el texto escrito por el P. Horacio Day en su cuenta de Facebook dirigido al P. Michael Belmont, sacerdote de 42 años de origen estadounidense que ejercía su ministerio en “Campo Papa”, uno de los barrios más pobres y peligrosos de la ciudad de Godoy Cruz en la provincia de Mendoza, y que tras el anuncio de que dejaba el ministerio sacerdotal se mudó con su pareja a otra localidad.

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El P. Horacio Day, originario de Mendoza y residente en Roma, señaló en su mensaje a Belmont difundido el 14 de octubre, que “no importan nuestras obras sociales, aunque sean muy meritorias, no somos asistentes sociales, ¡somos sacerdotes de Jesucristo! Existimos solo para mostrarle el rostro de Dios Misericordioso a los hombres y mujeres del mundo”.

“Y me animo a escribirlo acá, porque lo he dicho mil veces: ‘¡No hay nada más lindo que ser cura!’ ¡Es una gracia enorme el haber sido elegidos para esto! No somos dignos de esto, Él nos eligió ¡Es algo que supera todo! Si lo entendiésemos moriríamos, como decía el Santo Cura de Ars”, manifestó.

También afirmó que en las misas que celebra a diario “le pido al Señor que me dé la gracia de ser un cura bueno y fiel, ¡hasta la muerte! Y que me lleve antes de abandonarlo”.

Asimismo, el sacerdote pidió a las mujeres que “¡no se metan con los curas o seminaristas! ¡Es tremendo el daño que podés hacer! ¡Es enorme el bien que se va a dejar de hacer culpa tuya! ¡No cargues con esa culpa!”.



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