"Con ellos, siento que cada día aprendo algo"
Andrea Chazarreta (31) - Mamá y emprendedora
Andrea es mamá de dos hijos: Felipe de 6 y Faustino de 2. Precisamente, tras el nacimiento de Faustino, su vida, que ya venía de una serie de cambios, tuvo que amoldarse a otros nuevos.
Antes del nacimiento de su segundo hijo, "por cuestiones personales había decidido renunciar a mi trabajo. Siempre me gustó ser independiente, en todos los aspectos de mi vida, y ante la necesidad de un ingreso económico y ya habiéndome convertido hacía poco tiempo en madre, decidí emprender aprovechando mis conocimientos previos en el diseño y mi pasión por lo que hago", cuenta. Comenzó haciendo tarjetitas y bolsitas para cumpleaños con su propio diseño. Luego avanzó un poco más y abrió su primer negocio de regalos y souvenirs para fechas especiales y empresas.
Reconoció que "a pesar de ser una persona autodidacta aprendí durante este camino más que nada "haciendo", del ensayo-error, confiando en mi intuición, en mi parte creativa, en mi capacidad de trabajo y así arranqué. Aún sigo trabajando, construyendo y aprendiendo... amoldándome también a las necesidades de mis hijos".
En 2015, al desafío de su emprendimiento en diseño gráfico y de productos para regalo, le llegó su segunda maternidad. Nació Faustino. Al poco tiempo, le detectaron el síndrome de Beckwith Wiedemann.
Se trata de un trastorno congénito del crecimiento que provoca un tamaño corporal grande y órganos grandes. "Es un síndrome de sobre crecimiento", sostuvo Andrea. Y agregó: "con altos riesgos de que aparezcan tumores en sus órganos".
A partir de todo el conocimiento que adquirió sobre el síndrome, señaló que "ya pasamos la parte más difícil... por el momento son solo controles. Tuvo un par de operaciones pero hoy en día está muy bien". No obstante, ello no significa dejar de lado los cuidados propios de una cuestión delicada.
"Cada 6 meses debo hacer una pequeña pausa en mi trabajo y llevarlo a ser controlado a Buenos Aires, donde lo están tratando, en el Hospital Garrahan". Sobrellevar la situación "fue realmente muy difícil, nunca dejé de trabajar, casi al borde de la locura, pero con gran ayuda de mi familia". Detalló que esto fue posible con un gran esfuerzo, "como todas las mamás que trabajan... con la ventaja de que puedo acomodar mis tiempos a mis necesidades, y a las de mi familia. Si bien las cosas no son fáciles, a veces emprender y ser tu propio jefe implica más responsabilidad y el doble de trabajo, pero cuento con la ayuda de mi familia, principalmente de Sergio, mi marido y de Rita que colabora en nuestra casa. A veces el tiempo libre es escaso, por lo que priorizo la calidad de nuestros momentos familiares a la cantidad".
Tras haber pasado dos años difíciles por la salud de su hijo y, a su vez, por su actividad, indicó que "siento que cada día aprendo algo... se van presentando situaciones diferentes y a todas pudimos superarlas, siempre paso a paso, aunque no niego que a veces la ansiedad me juega en contra... Este camino requiere de paciencia y sobre todo de amor. Reflexionando un poco, creo que Faustino me enseño muchísimo más que lo que yo quiero enseñarles a ellos. Su fortaleza es contagiosa. Aprendí que los sueños y metas a veces se tardan un poquito más en llegar... pero sigo trabajando para eso, por mí y por ellos".