RALY BARRIONUEVO ENTREVISTA EXCLUSIVA CON EL LIBERAL

VIDEO | "Si hay una misión que mi madre me ha enseñado es tratar, siempre, de encontrar desafíos nuevos"

El cantautor presentó anoche "La niña de los andamios", una chacarera que da nombre a su nuevo disco y en el que homenajea a su mamá, Olga Toledo de Barrionuevo.

"La niña de los andamios", último disco de Raly Barrionuevo que anoche presentó en una peña realizada en Santiago, tiene elementos biográficos pero, fundamentalmente, de homenajes a sus seres queridos: su mamá y su papá, a quienes perdió hace poco.

Raly, a poco de llegar a la "Madre de Ciudades", concedió una entrevista exclusiva a EL LIBERAL donde habló de cómo procesó esas pérdidas y de cómo uso la "música como instrumento de sanación".

-¿En qué momento de tu vida te encuentra "La niña de los andamios"?

-Tiene un poco de todo. Estoy un poco más grande, y en este disco me replanteo muchas cosas. Si hay una misión que mi madre me ha enseñado, a su manera, es tratar, siempre, de encontrar desafíos nuevos con lo que hago. Este homenaje que le hice a mi madre, con nombrarla así, como "La niña de los andamios", es muy entrañable para mí porque he pasado por momentos duros, como a todos nos toca en la vida. Uno, en este caminar, tiene aciertos y desaciertos y de eso trata la vida. Y uno trata de aprender de esos desaciertos, saber perdonarse a uno mismo. Hay mucho de ese perdón a uno mismo en las canciones. Ella ha sido madre y padre al mismo tiempo, pero he sabido entender lo que pasó con mi papá. Todo esto está en las canciones. Estas canciones son bálsamo de perdón, de alegría, y a los dolores tratar de transformarlos en cosas buenas.


-¿Cómo se te ocurrió el simbolismo del andamio?

-Una vez, cuando pasé por Salta, vi una obra de arte grande que estaban haciendo en la rotonda de ingreso a la ciudad que estaba cubierta de andamios. Tiempo después pasé nuevamente por ese lugar y vi que la obra estaba terminada y extrañé a los andamios. Me parecía que, de alguna manera, seguían estando pero de una manera invisible. Esa simbología la trasladé a lo que siempre fue la vida de mi madre. Me imaginé yo con mi hermano como esa obra y mi mamá subida a ese andamio. Esa idea me andaba rondando desde hace bastante tiempo hasta que lo pude plasmar con Ernesto Guevara (músico), mi compañero de muchísimos años. Ernesto me mandó la música y yo plasmé la idea en esa letra. Hace cuatro años que se fue mi madre y pude hacer una simbología de lo que es el andamio y una simbiosis con lo que fue la vida de mi madre. La simbología del andamio me parecía muy fuerte porque es el riesgo, el sacrificio, el equilibrio, el laburo.

-¿Logras procesar la pérdida con esta composición propia para tu madre?

-Sí. Aunque, cuando yo hago un disco, trato de desprenderme de lo que ya hice. Trato de no quedarme enganchado, inclusive si alguna canción anduvo bien o tuvo cierto éxito. Traté siempre de escaparle a las fórmulas, de hacer la plancha, eso no me gusta a mí. No sé si lo logro, pero al menos lo intento. Busco que cada disco tenga su mundo propio. Creo que con "La niña de los andamios" lo hemos logrado. Hemos tratado de hacer un disco orgánico, en cuanto al sonido, y he sido muy meticuloso con las letras.

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