LA ENSENADA, ALBERDI

Nadie visitó al doble homicida y los presos le dieron de comer

No habla. Parece desbordado por la culpa. Hoy conocerá a su abogado y arrancará un proceso que puede enviarlo a prisión perpetua.

El doble homicida de La Ensenada ayer no recibió visita y los otros 10 compañeros de celda le cedieron parte de su comida, en su lugar de alojamiento, Campo Gallo, Alberdi.

Walter Aranda, de 28 años, protagoniza uno de los hechos policiales más shoqueantes de los últimos años: el viernes a la madrugada asesinó a hachazos a su madre, Norma Gómez, de 62 años, y a su hermano, Julio Aranda, de 20.

Al asumirlos sin vida, engañó a su sobrina de 12 años. La condujo a una habitación y la violó. Antes, la persuadió de que dos desconocidos irrumpieron en la casa. Asaltaron y mataron a la abuela y al tío.

De escasas palabras, Aranda asistió poco a la escuela y desde los 12 años empezó a ganarse la vida con la leña y el carbón.

Integrante de una familia numerosa, de 12 hermanos, Walter Aranda tampoco era afin a las religiones. No recuerdan haberlo visto frecuentar iglesias católicas o templos evangelistas, que abundan en este lado del mapa santiagueño.

Tampoco amaba integrarse a los grupos que destinan sus energías en los campeonatos de fútbol.

Quizá retrotraído o misterioso, transcurría sus días en la casa junto con las dos víctimas y otro hermano con discapacidad auditiva.

Su llamativa timidez, apenas alterada por el "silencio" y la espesura del monte, adquirieron relevancia el viernes entre las 2 y las 3 de la madrugada.

"Decidió pasar al acto", dirían los psicólogos. Tomó un hacha y masacró a la madre y al hermano.

Lo que los expertos ignoran es si fue la "vía" para saciar sus bajos instintos con la hija de su hermana, o bien no sentía amor ni respeto por las víctimas.

Un psicólogo sugirió no caer en la simplicidad, ya que pueden tratarse de dos actos opuestos.

Puesto en perspectiva, el experto no descartó que la mente de Walter Aranda estuviera dividida, años luz, del resto de la aparente armonía familiar.

Sea cual fuere la verdad, Aranda trastocó todos los grises imaginables: anoche fue conducido por la policía y alojado en la Alcaidía de los tribunales.

Audiencia

Se futuro empieza a perfilarse desde hoy: habrá una audiencia y conocerá a su abogado/a. Se intuye que lo asistiría la defensora, Eva Valev de Jensen.

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