La policía lo halló acostado con su mujer, pero abrazado a una escopeta
Ya en las primeras horas de ayer, cuatro efectivos pertenecientes al Usar 26 se apostaron para mantener guardia en la casa de Castaño, temerosos de que los perros que cuidaban la casa los delataran con sus ladridos. Así, se ubicaron a una distancia aproximada de 80 metros, rodeando toda la vivienda en sus cuatro puntos cardinales.
A través de la vigilia con binoculares y totalmente camuflados, comenzó la noche para sorprender a Castaño. Desde afuera observaron cómo la concubina de Castaño, Érica Bravo se disponía a recostarse junto a su hija menor. Érica apago las luces.
Así pasaron algunos minutos de la medianoche, cuando observaron que desde una zona montuosa se aproximaba un hombre. Ante la falta de luz no se determinó si se trataba efectivamente, o no, de "Monito".
El sujeto se adentró en el inmueble como si conociera cada uno de los rincones y recovecos. Esta actitud hizo sospechar a los policías que vigilaban el lugar.
Eran cuatro contra un peligroso delincuente. Sigilosos, los guardianes efectuaron un llamado telefónico a sus pares del Departamento de Seguridad Ciudadana de Añatuya, a los fines de efectuar un rotundo apoyo por inmediaciones de la zona montuosa, temiendo un eventual escape de Castaño. Luego, la situación se puso cada vez más tensa. El ladrido de los perros iba en aumento y podían advertir a "Monito" que estaba por ser capturado. Sin perder más el tiempo, los policías se reagruparon y dieron las directivas para resguardar en primera instancia a la menor que estaba en el interior y de prepararse de seguro a un fuego cruzado con Castaño. Dos efectivos aseguraron las ventanas y el resto ingresó por la puerta principal. Ante el golpe certero a la madera que protegía la entrada de la casa, los uniformados gritaron a viva voz "alto, Policía". Pudieron ver que en una habitación había dos camas.
En una, estaba recostado el prófugo junto a su mujer y en la otra, una menor. "Monito" dormía entrelazado con su escopeta calibre 16 y con 22 proyectiles más en su bolsillo, temeroso de ser interceptado. Al mirar a sus rivales, remontó su escopeta y no dudó en disparar a los policías. El primer oficial afortunadamente no fue herido, pero dio unos minutos para repeler el accionar de Castaño. Aún recostado, recibió un disparo de arma de fuego en su intercostal derecho, que por rebote impactó también en su pareja, provocándole también heridas.