Una actriz santiagueña mató a una persona y la abandonaron en la cárcel
Eugenia Lencinas, a partir del 20 de agosto, en un teatro porteño se convertirá en “La Morocha”, personaje que protagonizará en la obra teatral “Regalo de Navidad”.
La actriz santiagueña Eugenia Lencinas, actualmente radicada en Buenos Aires, sigue sumando. Después del estreno de su última película junto con Ana María Picchio y el “Chino” Darín, el próximo domingo 20 de agosto, a las 17, en el teatro Picadilly (Capital Federal) estrenará “Regalo de Navidad”, una obra de teatro donde se pondrá en la piel de “La Morocha”, una mujer que está presa porque mató y está abandonada en la cárcel, donde además, se enamora de una mujer, papel que es compuesto por María Roji, actriz y cantante. En una entrevista con EL LIBERAL, Eugenia habló de este nuevo desafío actoral en teatro.
¿Cuál es el objetivo de “Regalo de Navidad”?
El objetivo es que la obra sea vista como una pieza íntegra y promovedora de la paz y la esperanza. El trabajo de uno consiste en enviar un mensaje, de alguna manera, desde tu voz, desde tu cuerpo hacia la persona que te está mirando.
¿Qué te demandó hacer La Morocha y cuál es el mensaje que transmites a partir de ella?
Estoy en pleno proceso creativo, no ser el estereotipo de presa que todos tenemos en el imaginario. Quiero lograr una reclusa que puede ser cualquier mujer que llegue a cometer el delito (homicidio), con circunstancias de vida comunes a cualquier persona que vive en sociedad respetando reglas, que se transforma desde ese instante en el que mató más que nada como impulso. El mensaje es de fe, de seguir, de no perderse y encaminarse con la fuerza del amor que puede estar en cualquier lado incluso en una cárcel, que podemos reencontrarnos con uno mismo y perdonarnos y ejercitar la compasión con uno mismo.
Te ha tocado hacer papeles diferentes, aunque coincidentes en algún punto en el hecho de ser marginales. ¿Cómo vives estos retos actorales?
En ambos casos, de esos personajes tan diferentes en las propuestas, me ha tocada hacer personajes marginales, y otras tantas me ha tocado hacer ‘Señorita Julia’ (en teatro), que es una princesa. Me ha tocado hacer a una reina de Alejandría en ‘Kavafis’. Y me ha tocado ser prostituta y empleada doméstica en muchos casos, con lo cual creo que ahí radica la riqueza de poder volcar todo lo que uno ha aprendido o a entrenado durante todos estos años a esos efectos. Entiendo que la belleza de hacer todos esos personajes es que ni la reina tiene todo de reina y tiene algo de presa y la presa, seguramente, tiene algo de reina o de una princesa. Creo que en esos mundos en que uno puede llegar a crear hay muchas aristas y cosas que está bueno poder recrearlas, poder volcarles la humanidad de Eugenia en esos personajes. Es algo muy lindo y satisfactorio para mí el poder ir de un extremo al otro. Es muy divertido. Es por eso que elijo los personajes, de un lado para el otro, todo el tiempo. Y esto hace que uno siga siempre con la llama de ser actriz encendida.