Albardón del azar

Carcomiéndome

las dudas

salí a buscarte

entre trovas y oscuridades

sopesando con mi pulpa

la tonada dictada

por el recuerdo

de los papeles gastados

en inconclusas despedidas

arrojé sollozos

a las esquinas curvas

de tu ciudad

con la inclemencia

del sol cuyano

devastando

cada ángulo

de este tronco

transido de inmortalidades,

de soledades acompañadas

mis ojos no eran más

que un concierto

de libélulas pocitanas

con el afán

de entristecer

el éxodo

de tu hocico

capitaneando los verbos

que adorarían

estos oídos,

estos senos,

esta tantísima nada

bienaventurado albur

toparme

con su firmamento,

compañero,

con la inagotable

cueca de su alma.


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