Viene su madre, a fin de acompañarlo en el proceso
Durante casi diez minutos, Jefferson Parra y su madre (ella en Colombia) hablaron ayer, vía telefónica.
"Estamos buscando cómo pagar el pasaje; quedate tranquilo", habría sido el mensaje de la mujer, imposibilitada de lograr el ideal: estar junto al hijo, más allá de cualquier circunstancia y connotación.
Los testigos de aquella charla manifestaron que Parra ahora dimensiona bien su realidad y se asume en el centro de la escena: extranjero, solo y sin dinero.
La imputación provisoria sería "homicidio calificado", reprimido con prisión perpetua. Allí radica lo crucial y sustancioso. Las lágrimas conmueven, pero la urgencia de Parra no implica lo importante en su vida. Su entorno, por debajo, entiende que lo trascendente es la posible perpetua.